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Definición
Es un adjetivo de uso anticuado que se refiere a la persona a quien se podía jurar, declarar, manifestar, contradecir e impugnar, comprometiéndose a poner de sí mismo o de Dios como testigos. Implica la capacidad de admitir y acatar un juramento relacionado con la soberanía y el cumplimiento de un cargo asignado.
En términos más específicos, se empleaba para designar a aquellos individuos a quienes se les permitía hacer juramentos, asumiendo la responsabilidad y compromiso asociados con tales afirmaciones.
Etimología
Esta palabra en su etimología proviene del verbo transitivo “adjurar” y del sufijo «ble» que indica susceptibilidad o capacidad de ser. El verbo «adjurar» tiene raíces en el latín «adjurare», que significa jurar solemnemente o hacer un juramento.
La raíz latina «ad» denota dirección hacia, indicando la acción de jurar en presencia de algo o alguien. Por otro lado, «jurare» significa jurar, comprometerse solemnemente. El sufijo «ble» se añade para formar el adjetivo «adjurable«, indicando la capacidad o susceptibilidad de ser objeto de juramentos.
En el contexto histórico, la práctica de jurar solemnemente era común en diversas situaciones, desde lealtad a un gobernante hasta compromisos en roles específicos, y esta palabra refleja la relación entre la acción de jurar y la capacidad de ser objeto de juramentos.
Características
Las características asociadas con «adjurable» se centran en su uso anticuado y específico en el contexto de juramentos y declaraciones solemnes. Este adjetivo destaca la capacidad de la persona mencionada para ser objeto de afirmaciones vinculantes, usualmente relacionadas con responsabilidades, lealtades o funciones asignadas.
En el ámbito histórico, las personas consideradas «adjurables» debían poseer la integridad y la solemnidad necesarias para cumplir con los juramentos que se les exigían.
Clasificación
Desde una perspectiva histórica, «adjurable» se clasificaría como un término que designa a aquellos que pueden ser invocados para juramentos o declaraciones importantes. No obstante, su uso anticuado limita su clasificación en términos de relevancia actual.
Contexto Histórico
La práctica de hacer juramentos solemnes, y por ende, la existencia de términos como «adjurable», estaba arraigada en diversas culturas y periodos históricos. En la antigüedad, los juramentos eran una forma de establecer compromisos serios y vinculantes en asuntos legales, políticos y religiosos.
Las personas adjurables desempeñaban un papel crucial en estas ceremonias, ya que su presencia y compromiso agregaban peso y solemnidad a los juramentos realizados.
Declive en el Uso y Resurgimiento
El término «adjurable» ha experimentado un declive en su uso, principalmente debido a cambios en las prácticas culturales y lingüísticas. Sin embargo, en la actualidad, hay un resurgimiento del interés en términos históricos, y se estudian y aprecian por su contribución a la comprensión de contextos pasados.
La atención renovada a palabras como «adjurable» se debe a la valoración de la riqueza del vocabulario histórico y a la exploración de las prácticas lingüísticas que han dado forma a la forma en que nos comunicamos en la actualidad.
Ejemplo Histórico
En la Edad Media, los caballeros al recibir títulos nobiliarios eran considerados «adjurables». Al aceptar la investidura, juraban lealtad y servicio al monarca, comprometiéndose solemnemente a cumplir con sus deberes y responsabilidades.
Este ejemplo ilustra cómo la palabra podría haber sido utilizada para describir la capacidad de alguien para comprometerse solemnemente con responsabilidades importantes.
Relevancia Actual
Aunque «adjurable» ha perdido relevancia en el uso cotidiano, su estudio y comprensión siguen siendo valiosos para aquellos interesados en la evolución del lenguaje y las prácticas lingüísticas a lo largo del tiempo. Es un testimonio de la riqueza y diversidad del vocabulario del español a lo largo de su historia.