Adjetivo. La definición de este término concierne, atañe y hace referencia a una persona que se alimenta de frutas secas y pan. Era una denominación propia en la antigüedad por los cristianos primitivos que observaban en época de cuaresma y era una costumbre tradicional religiosa. Los xerófagos practicaban este tipo de dieta como una forma de penitencia y observancia religiosa, siguiendo preceptos de austeridad y abstinencia de alimentos frescos o cocidos.
Este vocabulario etimológicamente está compuesto del griego «ξηρος» (xēros) que significa seco, y del sufijo «fago» del griego «φαγος» (phagos), que quiere decir el que come. Así, «xerófago» se traduce literalmente como «el que come alimentos secos». El prefijo «xero-» se utiliza en otros términos para denotar sequedad o aridez, como en «xerografía» (impresión en seco) y «xerófilo» (organismo adaptado a condiciones secas). El sufijo «-fago» es común en palabras que describen hábitos alimenticios, como «fitófago» (que se alimenta de plantas) y «omnívoro» (que come de todo).
La práctica de la xerofagia era común entre los primeros cristianos, especialmente durante la Cuaresma, un periodo de 40 días de penitencia, reflexión y ayuno antes de la Pascua. Durante este tiempo, los cristianos primitivos se abstenían de consumir carnes, productos lácteos y cualquier alimento considerado lujoso o indulgente. La xerofagia representaba un nivel adicional de austeridad, limitando la dieta a alimentos básicos como pan y frutas secas, que simbolizaban simplicidad y autosacrificio.
La dieta xerófaga se componía principalmente de alimentos que no requieren cocción ni refrigeración, como frutas secas (higos, dátiles, nueces) y pan, especialmente pan sin levadura. Esta dieta tenía varias características notables:
Con el tiempo, las prácticas religiosas y dietéticas han evolucionado, y la xerofagia ya no es una práctica común entre los cristianos modernos. Sin embargo, el concepto sigue siendo de interés histórico y cultural. Las dietas austeras similares todavía se observan en algunas tradiciones monásticas y en ciertos periodos de ayuno religioso en otras culturas y religiones.
La xerofagia simboliza la renuncia a los placeres mundanos y el compromiso con la purificación espiritual. En la antigüedad, los practicantes creían que al limitar su ingesta a alimentos secos, podían acercarse más a una vida de humildad y sacrificio, emulando las pruebas de figuras religiosas importantes como Jesús durante sus 40 días en el desierto. Este acto de abstinencia era visto no solo como una prueba física, sino también como una disciplina espiritual que fortalecía la fe y la devoción.