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Definición
Sustantivo femenino. Se define como el acto de brindar recursos económicos y crédito, a una entidad empresarial, institución o persona, que requiere ese capital para iniciar algún negocio o proyecto.
Etimología
Este término presenta la noción etimológica de “acción y resultado de prestar dinero a una empresa”. Se compone con el vocablo francés ‘financer’, en combinación con el sufijo ‘ción’. La voz ‘financer’ se originó del latín antiguo ‘finance’, que se asumía como un “pago de rescate, o un pago para poner fin”.
Según sea el plazo que se asigne para pagar el crédito, surgen tres clases de financiación. La primera, se denomina a corto plazo, que consiste en un pago que debe completarse en un tiempo menor a un año. La segunda es a mediano plazo, en un promedio de 1 a 3 años; y a largo plazo, de 3 años en adelante.
Otro tipo de financiación, puede efectuarse a partir del origen de los recursos. Se denomina financiación externa a la que se obtiene de inversores que no forman parte de la compañía, como en el caso de una financiación bancaria y otros. Al contrario, la financiación interna se consigue con el dinero producido por la misma empresa, gracias a su gestión y trabajo.
A la hora de elegir un proyecto, es necesario primero considerar cuál clase de financiación se debe adquirir, dependiendo qué tanta urgencia se requiere para ejecutarlo, la duración que se calcula en la que se devolverá todo el capital prestado, los requerimientos de la entidad financiera, la cantidad de dinero para poder arrancar.
La financiación bancaria es una de las opciones más complejas para quienes hasta ahora deciden emprender, teniendo en cuenta que la exigencia de los bancos es alta, sobre todo en cuanto que evalúan si el proyecto realmente es muy lucrativo, o no, que además haya triunfado con anterioridad.