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Definición
Sustantivo masculino. Este vocablo se refiere (en filosofía) a un argumento de tipo filosófico que consta de tres proposiciones, la última de las cuales se deduce de una manera necesaria de las otras dos, era formulado por el famoso filósofo Aristóteles como el fundador de la lógica, sus elementos son el sujeto, predicado y un medio.
Etimología
Este vocabulario esta compuesto del latín «syllogĭsmus» y del griego «συλλογισμος» (syllogismos).
Los elementos griegos que constituyen el término son: ‘συν’(syn) y ‘λόγος’ (logos). O lo que es lo mismo el ligue o mezcla de dos expresiones. Se trata de un argumento que se basa en tres preposiciones: la mayor, la menor y la conclusión, misma que se consigue a partir de la deducción de la primera a través de la segunda. Se puede apreciar en el siguiente ejemplo:
-Los astros emiten radiación propia.
-Un astro es el Sol.
-Conclusión: El Sol emite su propia energía de radiación.
En tal efecto, se puede apreciar que las dos primeras frases corresponden a las premisas y la tercera, señala la conclusión. En el silogismo, en el cual la afirmación de un todo, en el ejemplo “los astros”, igualmente puede ser afirmativa o negativa a cada uno de los componentes. En el caso anterior: “el sol, es una parte de todas las constelaciones de astros”.
Reglas
Con el fin de que este razonamiento se genere de un modo apropiado, sin llegar a cometer errores, deben tenerse muy en cuenta las reglas de los silogismos:
- Siempre, un silogismo debe operar basado en las tres preposiciones.
- La premisa particular, al mismo tiempo no puede ocupar el lugar de la conclusión, ni tampoco figurar en ésta.
- La premisa mayor todas las veces sin excepción, debe ser de índole universal. Una conclusión real no puede obtenerse con premisas particulares solamente.
- La universalidad de la conclusión no puede ser mayor a las de las premisas de las que surgió.
- Ninguna conclusión se puede conseguir a partir de premisas negativas.
- Jamás con premisas afirmativas, se puede obtener una conclusión negativa.
- Las premisas tienen que presentar palabras a fines.
- Nunca una conclusión puede hablar sobre detalles que no están presentes en las premisas.
- Si no se cumplen estas reglas, se cometen errores de razonamiento, que conllevarían inevitablemente a una conclusión falaz, misma que podría incluso haberse obtenido de una deducción equivocada.