Helio

Fue descubierto oficialmente en el año 1868, por el astrónomo Joseph Norman Lockyer, gracias a la observación de un eclipse solar, en la que se detectó una nueva línea espectral. También lo ayudó el científico británico Edward Frankland, quien afirmó que se trataba de un elemento químico y lo denominó de esta manera.

El proceso de aislarlo lo llevó a cabo el doctor William Ramsay, quien además logró aislar el neón y el argón.

El helio se cataloga como el segundo elemento con mayor liviandad en la Tabla Periódica, por lo que se le ubica en el grupo 8A, junto a los demás gases nobles. Asimismo, se sabe que es el segundo elemento que más se encuentra por todo el universo. En la Tierra, en un ambiente natural, se comporta como un gas inerte, de un solo átomo, sin color alguno, sin olor y sin propiedades inflamables.

Se han encontrado ocho isótopos del helio, aunque únicamente dos disponen de estabilidad y no son radioactivos. En el espacio sideral abunda el 3He, con un neutrón, aunque en la atmósfera terrestre tan sólo en pocas proporciones, empero continúan cayendo a la superficie adherido al polvo cósmico.

El helio normal o 4He, aunque en poca cantidad en la región atmosférica, se halla en gran medida en los depósitos de gas natural, mismos que poseen en cerca de un 7% de este elemento, por ende se le emplea para el funcionamiento de los globos meteorológicos.

No obstante, sus aplicaciones son variadas, como en los sistemas de escáner de resonancia magnética en exámenes médicos, para fabricar láser, en los mecanismos de los telescopios, naves espaciales y monitores de radioactividad.

Cuando se halla en modo líquido, resulta especial como refrigerante criogénico, indispensable para las investigaciones en el ámbito de superconductividad. Si se combina con oxígeno, se transforma en un tratamiento eficaz contra el asma crónica, así como para los equipos de bucear profesionales.

Cuando una persona respira gas de 4Helio, se transforma su voz, adquiriendo una tonalidad graciosa, aunque científicamente se desconocen las causas.

El helio se descubrió observando un espectro de la corona del sol, en pleno eclipse el 18 de agosto del año 1868, cuando Pierre Jules César Janssen se percató de una línea en la que nunca se había fijado nadie, de color amarillo y con gran brillo, pero que no correspondían a las líneas propias del sodio, razón por la que se intuyó que muy probablemente, se había descubierto un nuevo elemento.

Los científicos aguardaron el próximo eclipse de sol, el 16 de octubre de 1868, evidenciando que efectivamente, se trataba de una nueva línea amarilla visible en el espectro, ocasionada por un elemento hasta entonces incógnito, al que designaron con el nombre de helium, de la voz griega ‘hélios’ (sol), en combinación con el sufijo ‘ium’.