Etimología

Este término en su etimología es de origen latino, bajo la denominación ‘Maius’, con el mismo significado.

En la antigüedad no era el quinto mes, como ahora, sino el tercero. En aquel entonces, enero y febrero no figuraban en el calendario, sino que eran percibidos al final de la cuenta del año, como un espacio de tiempo indeterminado.

Algunas hipótesis han considerado que la palabra se deriva de la diosa romana ‘Maia’, igualmente llamada Bona Dea, una deidad a la que lo romanos rendían tributos y festividades en el mes que denominaban ‘Maius’. Sin embargo, gran parte de la comunidad de lingüistas del mundo se oponen a esta premisa y la consideran falsa.

Otra posibilidad que se ha descartado, es que surgió de la ninfa Maya, primogénita del titán Atlas y Pleione. Una opción que sí ha sido bien aceptada, es que el término habría nacido de Maius Juppiter, una forma disminuida de maximus, que significa “el más grande”.

Para los antiguos, los símbolos impares hacían referencia a lo masculino, por lo tanto el primer mes era marzo (Marte) y el tercero era mayo (Júpiter). Mientras que los pares corresponden a lo femenino, entonces el segundo mes era abril (naturaleza) y el cuarto era junio (la diosa Juno). En tal efecto, se puede considerar que mayo efectivamente, proviene de Maius Jupiter.

Los griegos antiguos estimaban que el equivalente del mes de mayo, era Targelión.

El nombre original del quinto mes era Quintillis, pero luego pasó a ocupar el séptimo lugar en el calendario romano. Se encontraba en seguida de junio y antes de sextilis. Según tradiciones seculares, la esmeralda es la piedra que corresponde a mayo y la flor es el lirio.

El mes dedicado a la Virgen María

Muchísimas festividades se celebran en el mes de mayo, pero una de las más resaltadas son las que tienen que ver con la Virgen, en el mundo católico, en conmemoración a la madre de Cristo.