Etimología

Este vocabulario se compone con raíces del latín y presenta la acepción etimológica de “desprenderse, o sobresalir”. Se estructura con el prefijo ‘re’, (indicativo del sentido “hacia atrás”) y la expresión ‘saltare’, que traduce saltar o bailar.

El empleo más cotidiano de este término, es el que se relaciona con el efecto de enfatizar algo, haciéndolo notar más o poniendo énfasis en alguno de sus rasgos. Algunos ejemplos son: “En las palabras del señor Presidente de la República, se resaltaron las trampas que se efectuaron en las elecciones”. “La respuesta del filósofo italiano es digna de resaltar: si uno no puede controlar su propia mente, ¿cómo pretende dominar la de los demás?”. “En su nueva obra resalta los hechos históricos más significativos”.

Empero, este verbo también puede aludir a una acción netamente física, como colorear un fragmento textual, o demarcarlo de algún modo. Inclusive, existen algunos productos de papelería para este fin, como los resaltadores, rotuladores y marcadores, con una tinta de color especial, que resalta los términos y las frases.

El empleo de distintas tonalidades del color, suele ser ideal para resaltar oraciones o partes importantes, que no forman parte de lo mismo. Existen resaltadores amarillos, azules, verdes, anaranjados, rosados, pero la característica en común es que debe ser un color claro. Resultan muy útiles en la escolaridad, la academia, la docencia, en el contexto empresarial y otros sectores en los cuales se manejan documentos.

En otro ámbito, resaltar algunas zonas o partes del rostro o el cuerpo, es uno de los objetivos de una variedad de productos cosméticos.