Definición
Sustantivo masculino. Se trata de un agente anti-patógeno, creado con el propósito de mitigar la reproducción de una bacteria perjudicial, en cualquier ser viviente.
Etimología
El término se originó a partir de un cultismo griego, estructurado con el prefijo ‘ἀντι’ (anti), contrario, junto con la raíz ‘βίος (bíos), que traduce vida; concluido por el sufijo ‘τικός (tikos), con el significado de “relativo de”.
De manera que, el sentido etimológico de esta palabra es “lo relativo contra la vida”. Y eso precisamente es un antibiótico, una sustancia capaz de acabar con la existencia de determinados agentes bacterianos y evitan que otros microorganismos se reproduzcan, afectando la flora bacteriana natural.
El término antibiótico ya figuraba en el idioma inglés, mucho tiempo atrás, pero no se le atribuía la noción médica y farmacológica que en el presente dispone. En tiempos del siglo XIX, se empleaba sobre todo para hacer alusión de la ausencia de vida en ciertos lugares, o con la idea de referencias sitios en cuyo ambiente no se encuentran los factores para que se desarrollen organismos vivos.
Se puede denominar como antibiótico, a toda sustancia química que sirva para controlar una infección. Las infecciones se consideran como anomalías del organismo, que se desencadenan por la acción de algún microorganismo maligno que logra vencer las defensas del cuerpo y se reproducen, causando una afección en algún tejido determinado.
Un antibiótico obra como si fuese un muro tóxico para toda infección, suprimiendo los síntomas al imprimir un efecto contrario al de la bacteria. Por tal razón, existe una variada gama de antibióticos, enfocadas cada una en un tipo concreto de infección.
La flora bacteriana del organismo humano, debe conservarse estable y en unas circunstancias apropiadas, para que funcione correctamente cada parte del cuerpo. Si llegase a ingresar una bacteria intrusa, es necesario emplear un antibiótico para neutralizar el daño que pudiese causar.