Etimología

cablo en su etimología está compuesto del italiano ‘zero’, del bajo latín ‘zephyrum’, del árabe ‘sífr’ y a su vez, del árabe clásico ‘sifr’, que quiere decir vacío.

El signo que lo representa es ‘0’. Si este número se posiciona al lado derecho de un número entero, dentro del sistema decimal, multiplica por 10 el valor de esa cifra. Por consiguiente, si al 5 le ubicamos un 0 a la derecha, queda constituido el número 50.

Una característica sobresaliente del cero, es que algunas veces se emplea como el punto de partida o de inicio. Se habla del punto cero, o kilómetro cero, el sitio en el que se comienza a contabilizar la distancia recorrida. En tal efecto, una vía se origina en el kilómetro cero. De otro lado, una balanza inicia a calcular el peso de algo, partiendo desde cero. Si se dispone una naranja con 120 gramos de peso sobre una báscula, se aprecia cómo escala y pasa del 0 al 100.

Asimismo, es común escuchar la expresión “día cero”, que demarca el inicio de una etapa específica. Tal es el caso del día en que se inaugura una institución, o cuando se comienza una relación. Otra famosa frase es “partir del cero radical”, que quiere decir retornar al punto de partida y dar nuevamente paso a paso, partiendo de las bases, despojándose de todo conocimiento y de todo, haciendo cuenta que se comienza desde ese instante, dándolo todo de sí. Equivale a “empezar de cero”.

Pero todos estos usos se derivaron de las matemáticas, en las que no únicamente se utiliza para designar una cantidad nula de algo, sino con el propósito de separar los números negativos de los positivos e igualmente, para efectuar operaciones con éstos.

Otra noción de cero, hace alusión de la ausencia total o radical de alguna cosa o de alguien. Por ejemplo: “esos estudiantes demuestran cero interés en la materia”. “Desde que nos acoplamos de manera consciente en la convivencia con mi esposa, ahora hay cero problemas interpersonales”.

Una expresión muy popular, es «un cero a la izquierda», que quiere decir que nada vale.