Etimología

El término ‘hedosnismo’ etimológicamente se deriva del griegos ‘ἡδονισμός’ (hedonismos), que a su vez se compone de los vocablos ‘ἡδονή’ (hedone), que significa placer y ‘-ισμός’ (ismos), que alude a una doctrina o sistema de pensamiento o acción. Su autor fue el famoso filósofo Epicuro, quien proponía que el máximo objetivo de existir era satisfacer plenamente los sentidos.

Epicuro enseñaba sus postulados en Grecia, entre los siglo IV y el III antes de Cristo. Se han preservado tan sólo unos cuantos escritos; sin embargo, uno de los mayores exponentes de la filosofía epicúrea fue el poeta y pensador romano Lucrecio. Gracias a sus obras y a lo que se conserva de Epicuro, se puede discernir claramente cuál es la idea del hedonismo epicúreo, pues va más allá de la noción general que se plasma en las diferentes definiciones.

La sola noción etimológica de ‘hedonismo’ no basta para comprender este postulado filosófico. Epicuro no era un acérrimo materialista, amante de la carne y los placeres del mundo, sino que hacía referencia a los placeres del Espíritu. De hecho, enseñaba a lograr la prudencia y equilibrio en el placer. Según él, placer no es sinónimo de desenfreno ni de dar rienda suelta a los instintos, saliéndose y violando los límites de la naturaleza.

Así mismo Epicuro diferencia la palabra ‘placer’, de todo aquello que pueda estar relacionado con el dolor o que conlleve a enfermar el cuerpo. Una de sus metas más relevantes de su perspectiva del placer, es la supresión del dolor y el sufrimiento, lo máximo posible. Por ejemplo, algunos placeres mundanos que Epicuro rechazaba era la fama, la riqueza, la aceptación pública, los halagos, las borracheras, la fornicación, entre otros.