Definiciona

herético

H - noviembre 17, 2016

Definición

Adjetivo. Relativo, concerniente o perteneciente a la herejía como un dogma o polémica contraria a la verdad revelada por Dios. Persona que sostiene o propaga creencias que están en desacuerdo con las doctrinas oficiales de una religión establecida, especialmente el cristianismo. La herejía es vista generalmente como una desviación de la fe ortodoxa, y los heréticos han sido históricamente perseguidos por sus creencias divergentes. El término puede ser aplicado también de manera más amplia a cualquier persona cuyas opiniones o acciones sean contrarias a las normas o creencias establecidas en un contexto particular.

En el contexto cristiano, la herejía se refiere específicamente a la persistente negación por parte de un bautizado de alguna verdad que debe ser creída con fe divina y católica, o también a la obstinada duda sobre tal verdad. Esta definición se encuentra en el Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica. Sin embargo, el concepto de herejía no es exclusivo del cristianismo y puede encontrarse en otras religiones y sistemas de creencias.

Etimología

El término «herético» proviene del latín tardío «haeretĭcus» y este, a su vez, del griego «αιρετικος» (hairetikos). La raíz griega «αἱρεῖν» (hairein) significa ‘escoger‘ o ‘elegir‘. Originalmente, «αιρετικος» se refería a alguien capaz de elegir, y por extensión, alguien que escogía sus propias opiniones religiosas, a menudo en contraposición con las doctrinas aceptadas. Con el tiempo, este término adquirió una connotación negativa, especialmente en el contexto del cristianismo, donde se refería a aquellos que elegían creer en doctrinas consideradas incorrectas o peligrosas por la iglesia establecida.

El uso de «hairetĭcus» en el latín tardío reflejaba una transición hacia la asociación de la elección religiosa independiente con la desviación y la disidencia. Esta connotación negativa se solidificó durante la era de la formación doctrinal del cristianismo, cuando las creencias heterodoxas fueron sistemáticamente confrontadas y condenadas.

Historia de la Herejía

Primeros Siglos del Cristianismo

En los primeros siglos del cristianismo, la herejía surgió principalmente como resultado de diferentes interpretaciones de las enseñanzas de Jesús y los apóstoles. La diversidad de opiniones teológicas reflejaba la amplitud geográfica y cultural del cristianismo primitivo. Algunas de las primeras y más influyentes herejías incluyeron el gnosticismo, que sostenía que la salvación venía a través de un conocimiento esotérico especial; y el arrianismo, que negaba la plena divinidad de Jesús, considerándolo una criatura subordinada a Dios Padre.

El gnosticismo, en particular, fue una de las primeras grandes herejías que la iglesia tuvo que enfrentar. Los gnósticos afirmaban poseer un conocimiento secreto que les otorgaba una comprensión más profunda de la naturaleza divina y del mundo. Esta creencia era vista como peligrosa porque socavaba la enseñanza apostólica y creaba una élite espiritual que se consideraba superior a los cristianos ordinarios.

El arrianismo, propuesto por Arrio, un presbítero de Alejandría, fue otra herejía significativa que causó una gran controversia en la iglesia primitiva. Los arrianos enseñaban que Jesús era una criatura creada por Dios y no coeterno ni consustancial con el Padre. Esta enseñanza fue condenada en el Concilio de Nicea en 325 d.C., que afirmó la plena divinidad de Cristo en el Credo Niceno.

La Edad Media

Durante la Edad Media, la iglesia continuó enfrentando diversas herejías que desafiaban su autoridad y enseñanzas. Movimientos como los cátaros y los valdenses cuestionaron las prácticas y la moral de la Iglesia Católica, promoviendo una forma de vida más austera y criticando la corrupción y la acumulación de riquezas dentro del clero. Estos movimientos fueron considerados heréticos y enfrentaron una severa represión.

Los cátaros, también conocidos como albigenses, sostenían una visión dualista del mundo, donde el bien y el mal estaban en constante conflicto. Rechazaban muchos de los sacramentos y enseñanzas de la Iglesia Católica, promoviendo una vida de pobreza y castidad. La iglesia respondió con la Inquisición y las Cruzadas Albigenses para erradicar esta herejía, resultando en una brutal represión y exterminio de los cátaros.

Los valdenses, por otro lado, fueron fundados por Pedro Valdo en el siglo XII. Este movimiento defendía la predicación por parte de laicos y una estricta adherencia a la pobreza evangélica. Aunque inicialmente no pretendían separarse de la Iglesia Católica, sus prácticas y creencias divergentes los llevaron a ser condenados como heréticos. La Inquisición persiguió a los valdenses, aunque algunos lograron sobrevivir y eventualmente se unieron a la Reforma Protestante en el siglo XVI.

La Reforma y la Contrarreforma

La Reforma Protestante del siglo XVI representó una de las mayores fracturas dentro del cristianismo, con figuras como Martín Lutero, Juan Calvino y Ulrico Zuinglio desafiando abiertamente las enseñanzas y prácticas de la Iglesia Católica. Las críticas de los reformadores se centraban en temas como la venta de indulgencias, la autoridad papal y la interpretación de las Escrituras. Los reformadores promovieron la idea de la sola scriptura (solo la Escritura) y la justificación por la fe, principios que se apartaban radicalmente de la doctrina católica.

La Iglesia Católica respondió con la Contrarreforma, un movimiento destinado a reafirmar la doctrina católica y reformar la iglesia desde dentro. El Concilio de Trento (1545-1563) fue una parte crucial de la Contrarreforma, donde se definieron de manera clara y autoritaria las doctrinas católicas y se condenaron las enseñanzas protestantes como heréticas. La Inquisición y la Congregación del Índice también desempeñaron roles importantes en la censura y represión de las ideas protestantes.

La Reforma y la Contrarreforma marcaron un período de intensa lucha religiosa, que llevó a guerras, persecuciones y profundas divisiones dentro de la cristiandad. Los reformadores protestantes fueron etiquetados como heréticos por la Iglesia Católica, mientras que los protestantes veían a la iglesia como corrupta y desviada de las enseñanzas originales de Cristo. Este período de conflicto redefinió el mapa religioso de Europa y tuvo un impacto duradero en la historia de la iglesia y la sociedad.

Concepto Moderno de Herejía

Herejía en el Contexto Religioso Moderno

En el contexto religioso moderno, el término «herejía» ha perdido gran parte de su carga punitiva y es más comúnmente usado para describir creencias que difieren de las doctrinas ortodoxas sin necesariamente conllevar persecución. Las iglesias cristianas contemporáneas, especialmente las denominaciones protestantes, tienden a ser más tolerantes con las diferencias teológicas, aunque todavía pueden marcar ciertas enseñanzas como heterodoxas.

Las iglesias ortodoxa y católica aún mantienen definiciones formales de herejía y pueden excomulgar a los miembros que propaguen enseñanzas consideradas heréticas. Sin embargo, el enfoque ha cambiado de la persecución activa a un esfuerzo por educar y corregir en lugar de castigar. La creciente diversidad religiosa y el pluralismo en muchas sociedades modernas han contribuido a una mayor tolerancia hacia las diferencias doctrinales.

En muchas denominaciones protestantes, la herejía se aborda mediante diálogos teológicos y debates académicos en lugar de acciones disciplinarias severas. Esto refleja una evolución hacia una comprensión más inclusiva y menos conflictiva de la diversidad doctrinal dentro del cristianismo. Sin embargo, el término «herejía» todavía puede ser utilizado en contextos polémicos para describir enseñanzas que se consideran gravemente erróneas o peligrosas para la fe.

Herejía Fuera del Cristianismo

El concepto de herejía no se limita al cristianismo y se puede encontrar en otras religiones y sistemas de creencias. En el islam, por ejemplo, los términos «kafir» (infiel) y «murtad» (apóstata) se usan para describir a aquellos que rechazan o abandonan las creencias ortodoxas. Las sectas y movimientos dentro del islam que se desvían de la ortodoxia sunita o chiita pueden ser etiquetados como heréticos y enfrentarse a la persecución.

En el judaísmo, la herejía puede referirse a la negación de los principios fundamentales de la fe judía, como la existencia de Dios, la autoridad de la Torá o la venida del Mesías. Los judíos que sostienen creencias consideradas heréticas pueden ser excluidos de la comunidad religiosa, aunque el judaísmo moderno tiende a ser más tolerante con la diversidad de creencias.

En el contexto de nuevas religiones y movimientos espirituales, la herejía puede tomar la forma de doctrinas o prácticas que se desvían significativamente de las enseñanzas originales del fundador del movimiento. Estos movimientos pueden enfrentar críticas y rechazo tanto de los adherentes tradicionales como de la sociedad en general, reflejando una dinámica similar a la de las herejías en las religiones más establecidas.

Herejía y Libertad de Expresión

Desafíos en la Era Contemporánea

En la era contemporánea, la herejía plantea desafíos complejos relacionados con la libertad de expresión y la libertad religiosa. Mientras que las sociedades democráticas modernas tienden a valorar la libertad de creencia y la diversidad religiosa, las acusaciones de herejía pueden generar tensiones entre el derecho a mantener y expresar creencias divergentes y el deseo de las comunidades religiosas de preservar su ortodoxia.

En algunos países, las leyes de blasfemia y apostasía siguen siendo utilizadas para perseguir a individuos considerados heréticos, lo que puede llevar a la prisión, el exilio o incluso la pena de muerte. Estas leyes son objeto de crítica por parte de organizaciones de derechos humanos que abogan por la libertad de expresión y la protección de los derechos de las minorías religiosas.

El equilibrio entre la libertad de expresión y la protección de las creencias religiosas es una cuestión delicada. Las comunidades religiosas pueden sentir la necesidad de defenderse contra lo que perciben como ataques a sus doctrinas fundamentales, mientras que los individuos y grupos que sostienen creencias divergentes buscan el reconocimiento y el respeto de sus derechos a expresar y practicar libremente sus convicciones.

Herejía y Diálogo Interreligioso

El diálogo interreligioso ha surgido como una forma importante de abordar las diferencias doctrinales y promover la comprensión y la cooperación entre diferentes tradiciones religiosas. A través del diálogo, las comunidades religiosas pueden trabajar juntas para resolver conflictos, superar prejuicios y construir relaciones basadas en el respeto mutuo y la tolerancia.

En este contexto, la herejía puede ser vista no solo como una amenaza, sino también como una oportunidad para el crecimiento y el aprendizaje. Las conversaciones abiertas y honestas sobre las diferencias teológicas pueden enriquecer la comprensión de cada tradición y fomentar un mayor sentido de unidad y propósito compartido.

El diálogo interreligioso también puede ayudar a desestigmatizar la herejía y reducir la animosidad entre las comunidades religiosas. Al reconocer la validez y la importancia de las diversas perspectivas, las religiones pueden trabajar juntas para abordar los desafíos comunes y contribuir al bienestar de la sociedad en general.

Conclusión

El concepto de herejía ha desempeñado un papel significativo en la historia de las religiones, particularmente en el cristianismo. Desde los primeros siglos hasta la era moderna, las acusaciones de herejía han reflejado las tensiones entre la ortodoxia y la diversidad doctrinal, y han llevado a conflictos, persecuciones y reformas. Aunque el término ha evolucionado y su uso ha disminuido en la era contemporánea, la herejía sigue siendo un tema relevante en el contexto de la libertad religiosa y la diversidad de creencias.

La historia de la herejía nos recuerda la importancia de la tolerancia, el diálogo y la comprensión mutua en un mundo cada vez más pluralista. Al enfrentar las diferencias doctrinales con apertura y respeto, las comunidades religiosas pueden contribuir a un entorno más inclusivo y armonioso, donde la diversidad de creencias es valorada y protegida.