Nuptiae a su vez, se originó en la raíz del vocablo ‘nubĕre’, un verbo que señala la acción por la cual una mujer se casa y que asimismo, se originó de locución ‘nube’, cuyo símbolo alegórico es un velo que utiliza la novia en el ritual y que las romanas usaban de color azafrán.

Tal vocabulario parte de la raíz ‘nub’, que además de hacer referencia a una nube, también designa el velo de las novias. En la antigüedad era muy común entre las mujeres la expresión “nubere viro», que significa “lucir un velo para un hombre”.

Entonces, las mujeres cubiertas en su rostro con el velo, firmaban los contratos maritales y al finalizar la ceremonia, su ahora esposo se lo podía retirar y besarla. En seguida, se pasa al banquete. Desde aquel entonces se mantiene la tradición de los anillos, que en su comienzo implicaba todo un acto ritual previo a las nupcias, en el que la pareja intercambiaba unos anillos hechos de hierro.

Desde una perspectiva jurídica, el matrimonio en latín es “connubium”. Se debe tener en cuenta que en las formas primarias de bodas romanas, parte de la ceremonia se dedicaba para que ambos miembros de la pareja, eran cubiertos con un velo que entrelazaban entre ellos y representaba como tal, el compromiso jurídico.

En aquel entonces no se podía nadie divorciar, con excepción de ciertos casos que debían pasar por ceremonias de gran complejidad y poco comunes en siglos pasados, en los que la gente optaba por otros modos de matrimonio civil, en los que es lícito pedir el divorcio, si alguno de la pareja así lo estimaba conveniente.