Etimología

Esta palabra viene del italiano ‘razza’ y a su vez, de origen incierto; conferido del  inglés y francés ‘race’ y la última acepción del antiguo ‘raça, y con ella del latín ‘radia’, influido de ‘radius’, que quiere decir rayo.

En el reino animal, el término raza se emplea para designar a las diferentes clases y castas, que según su linaje genético, le otorgan rasgos en la apariencia física y la conducta y se transmiten a sus descendientes. Por ejemplo, las razas equinas, caninas, felinas, bovinas, entre otras.

En los seres humanos, igualmente se aprecian razas y se han clasificado de manera general, en africanas, europeas, asiáticas y americanas. Esta denominación fue propuesta por el naturista sueco Linné, en el siglo XVIII. Sin embargo, en un libro antiquísimo del viejo Egipto, intitulado el “Libro de las Puertas”, ya se hablaba de una clasificación en virtud de la localización geográfica, pues menciona a los nubios, egipcios, asiáticos y libios.

Tiempo después, la categorización más popular es la que realiza la distinción entre la raza leucoderma, que corresponde a la blanca y caucásica europea; la raza negra africana, o también denominada “melanoderma”, debido al gran contenido de melanina en la piel oscura de las personas, mismo que le da ese tono; y la raza amarilla asiática, de piel cobriza, rasgos mongoloides o igualmente llamada “xantoderma”.

Debido al mal uso e interpretación de estas clasificaciones, surgieron tendencias equivocadas en las personas, como el racismo, que consiste en que alguna raza se siente superior a las demás, lo cual ha desencadenado en guerras y barbaries.

Se debe tener en cuenta que se han efectuado diversas investigaciones, en las que se han evidenciado notables aspectos físicos muy diferentes entre las razas, así como de carácter, pero no existe nada científico que demuestre alguna clase de jerarquización. En consecuencia, es preferible hablar de ‘etnia’, mas no de raza, en cuanto los seres humanos respecta, al referirse sobre las características enteramente sociales y culturales, sin llegar a atribuirle mayor importancia a alguna en especial.

Varios pensadores y especialistas, coinciden en que la aplicación objetiva y correcta de este concepto de raza en la humanidad, debe ser en el sentido de diferenciarla de los otros reinos, animal y vegetal, por su facultad intelectual.