Definiciona

Oréades

O - febrero 18, 2023

Definición

Sustantivo femenino plural. Las Oréades (en singular Oréade, aunque suele denominársele al conjunto de ellas) son un tipo de ninfas en la mitología griega que se asocian específicamente con las montañas y los bosques. Según la leyenda, eran hijas del dios Pan, que era considerado el dios de los bosques, los pastores y los rebaños.

Etimología

La palabra «Oréades» proviene del griego antiguo «Ὀρειάς» (Oreas), que se deriva de «ὄρος» (oros), que significa «montaña«. Así, el término «Oréades» se traduce como las que vienen de las montañas o «las montañesas». Esto es coherente con la mitología griega, en la que se creía que las Oréades eran ninfas que habitaban en las montañas y que estaban estrechamente relacionadas con la naturaleza y la protección del territorio montañoso. La palabra «Oréades» también puede encontrarse en la forma alternativa «Oreadas» y en la forma plural como «Oreadas».

Hay varias palabras en español que se derivan de la misma raíz etimológica que «Oréades» de acuerdo a su formación griega en «ὄρος» (oros), entre ellas:

Orografía: se refiere al estudio y descripción de las características físicas de las montañas, incluyendo su altura, forma, ubicación y distribución.

Orología: es la ciencia que se encarga de medir y describir el tiempo meteorológico en la montaña.

Orosierra: es un tipo de paisaje montañoso caracterizado por una serie de crestas y cumbres que forman una cadena montañosa.

Orógeno: se refiere a una cadena de montañas que se ha formado como resultado de una actividad geológica.

Orense: una ciudad española situada en la región de Galicia, que se encuentra rodeada por montañas.

Todas estas palabras comparten la misma raíz etimológica «oro-» o «oreo-«, que hace referencia a las montañas.

Representación de las Oréades

Las Oréades se representaban generalmente como jóvenes hermosas y vestidas con túnicas ligeras, con cabello largo y ondulado, y llevando en la mano una lanza o una flecha. Estas armas les otorgaban un aspecto de guerreras y protectoras de la naturaleza, máxime que se incorporaban en medio de paisajes montañosos y boscosos, o en cuevas y manantiales, que eran lugares sagrados para ellas.

Se las solía representar con tonos claros y suaves, como el blanco y el verde, que reflejaban su conexión con la naturaleza. A veces se les dibujaba con tocados de flores u hojas, o incluso coronas de laurel, que denotaban su estatus divino.

Así mismo, era usual verlas en compañía de animales salvajes, como ciervos o leones, lo que reforzaba su papel como protectoras de la naturaleza. Su representación variaba según la época y el lugar. En la antigua Grecia, las esculturas y pinturas que representaban a las Oréades se realizaban en diferentes materiales como piedra, terracota y bronce. En algunos casos, estas imágenes eran incluso decoradas con pan de oro o plata.

Se decía que cada montaña tenía su propia Oréade, que custodiaba y protegía su territorio de intrusos y cazadores. Se creía que estas ninfas podían comunicarse con los dioses y que eran las encargadas de transmitir sus mensajes a los mortales. También se decía que tenían el poder de conceder deseos y que podían proteger a aquellos que las respetaban y veneraban.

También se las asociaba con la caza, ya que se decía que eran expertas en seguir la pista de los animales y en armar trampas y emboscadas.

Oréades famosas

Entre las Oréades más famosas se encuentra Eco, quien se convirtió en una ninfa de las montañas después de que Hera, la esposa de Zeus, la castigara por hablar demasiado. Desde entonces, Eco solo podía repetir las últimas palabras que se le habían dicho, lo que le permitía comunicarse de una manera limitada.

Además de Eco, que es probablemente la Oréade más famosa, hay muchos otros nombres que se asocian con este tipo de ninfas. Entre ellos se encuentran Clitia, que se enamoró del dios Helios y se convirtió en una flor; Cilene, que fue la madre del mensajero divino Hermes; y Dafne, que se convirtió en un árbol para evitar las atenciones no deseadas del dios Apolo.

Las Oréades también desempeñaron un papel importante en el culto y la religión de la antigua Grecia. Se las consideraba guardianas de la naturaleza y se las veneraba en ceremonias y rituales que tenían lugar en las montañas y los bosques. En algunos casos, se las consideraba una especie de deidades menores que podían otorgar bendiciones o castigos a los mortales que se aventuraban en su territorio.

Las Oréades en la literatura griega

Existen muchas otras fuentes que hablan sobre las Oréades en la mitología griega. Algunas de estas obras incluyen las comedias de Aristófanes, los poemas épicos de Homero y Virgilio, así como las metamorfosis de Ovidio y las dionisíacas de Nono de Panópolis.

  • Hesíodo: en su obra «Teogonía», Hesíodo hace referencia a las Oréades como ninfas de las montañas que forman parte de la corte de la diosa Artemisa.

Las ninfas de las montañas, llamadas Oreadas, son cien y habitan en las montañas y las gargantas de las mismas. A Artemisa la sirven estas diosas que llevan vestidos de cazadora, portan arcos y flechas y aman las montañas y los bosques en los que viven.

  • Pausanias: en su obra «Descripción de Grecia», Pausanias menciona a varias Oréades que se asociaban con diferentes montañas en Grecia, incluyendo a la Oréade de la montaña Erimanto y la Oréade de la montaña Helicón.

Entre las Oréades, hay una que recibe el nombre de Britomartis, y otra que se llama Erymantho, y que está asociada con la montaña Erymantho.

Dejando aquí el Santuario de Zeus, el camino que lleva a Feneo conduce a través de montañas pobladas de ninfas. La más famosa de estas montañas es el Erimanto, donde vive la Oréade del mismo nombre. En el monte Helicón vivió también una Oréade que tenía el mismo nombre que la montaña.

  • Apolonio de Rodas: en su poema épico «Argonáuticas», Apolonio de Rodas menciona a la Oréade Atlantea, quien ayuda a los héroes en su búsqueda del Vellocino de Oro.

Como ellos [los argonautas] desembarcaron, apareció una mujer, la Oréade Atlantea, que les habló amablemente desde la orilla y les preguntó por qué habían venido a la Colquida, qué negocio les llevaba a esa tierra extranjera y qué les había motivado a desembarcar allí.

  • Esquilo: en su obra «Los siete contra Tebas», Esquilo hace referencia a la Oréade Dirce, quien es secuestrada y asesinada por Anfión y Zeto, los hijos gemelos del rey Licurgo.

[Dirce] la esposa de Layo fue raptada en Arcadia y vendida como esclava a Licurgo. Desde allí, Anfión y Zeto la arrastraron y la ataron a un toro salvaje, para que se arrojara al lago del caduceo. Pero la diosa Bendis no toleró tal ultraje, y Dirce se convirtió en la diosa del lugar, y su culto fue instituido.

  • Platón: en su obra «Fedón», Platón menciona a las Oréades como ninfas de la naturaleza que se comunican con los dioses y se dedican a la vida contemplativa.

¿Y no son las almas de los muertos, que los vivos llaman sombras, como las ninfas y los dioses que se dicen que habitan en los ríos, las fuentes, los bosques, las montañas, las llanuras, y todas aquellas cosas de las que creen que los dioses son los dueños?

  • Aristófanes: en sus obras «Las aves» y «Las tesmoforiantes», Aristófanes hace alusión a las Oréades como ninfas que habitan en las montañas y que se dedican a cuidar la naturaleza. Fragmento de Las aves.

Somos las Oréades, las ninfas de las montañas,
que habitan en cuevas frescas y prados floridos,
donde las abejas zumban y los pájaros cantan.
Nosotras cuidamos la naturaleza con celo,
y vigilamos a los mortales que la amenazan.
Así que piénsalo dos veces antes de hacernos daño,
porque las Oréades somos una fuerza a tener en cuenta.

Fragmento de Las tesmoforiantes:

¿Y qué hay de las Oréades, las ninfas de las montañas?
¿Acaso no son ellas las guardianas de la naturaleza?
¿No merecen también un lugar en nuestras festividades?

  • Himno homérico a Afrodita: En este himno, Dione es descrita como una de las ninfas del monte Ida, donde se ocultaba Afrodita con su amante, el dios Ares. Se dice que Dione estaba presente cuando Hera descubrió el romance entre los dos dioses y los expuso ante los demás dioses del Olimpo.

Y la hermosa diosa de Chipre sonrió, y en su mano tomó el cinturón de oro, en el cual todas sus gracias estaban tejidas, y se dirigió a Pafos en Chipre, donde había un templo encantador de la diosa, que estaba rodeado de aromáticos árboles altos. Allí las Gracias la bañaron y la ungieron con aceite, y le pusieron una túnica divina en su cuerpo inmortal. También se encontraba allí la hermosa Dione, que se deleitaba en el canto, y que acompañaba a la diosa Afrodita en sus actividades en las montañas.

  • Nono de Panópolis: en su obra «Dionisíacas», Nono de Panópolis hace varias referencias a las Oréades, incluyendo a la Oréade Cidonea, quien ayuda a Dioniso en su lucha contra los gigantes.

Porque entonces apareció la gloriosa Cidonea de las altas rocas, que se jactaba de ser de la raza de las diosas inmortales, y la atronadora voz de su padre resuena en sus palabras. Y ella gritó a Dioniso para que se parara y luchara, y se alegró cuando él se volvió y respondió a su llamado, y el aire se llenó con un estruendo y un gran clamor.

En otro pasaje, se menciona a la Oréade Melisa, quien es una de las compañeras de Dioniso y se encarga de la protección de los animales:

Y allí estaba Melisa, la de los ojos brillantes, quien estaba al lado de Dioniso desde el principio, y quien siempre llevaba una piel de leopardo sobre sus hombros, y siempre llevaba un cuchillo afilado en su cinturón. Y ella era la protectora de los animales, y siempre luchaba contra los cazadores que osaban entrar en su territorio, y siempre se aseguraba de que los animales fueran tratados con el respeto que merecían.

  • Ovidio: en su obra «Metamorfosis» Libro I, 689-694, Ovidio menciona a las Oréades como ninfas de las montañas que suelen acompañar a Artemisa y que se dedican a cazar y proteger la naturaleza.

Las Oréades vinieron también, aquellas que en las montañas corren tras la diosa de los arcos. Y, junto a ellas, Pales, el dios que cuida los rebaños, y Fauno, y los sátiros con la cabellera de serpientes; y los dioses Silvano y Ínclito, y los lares de los campos y las ninfas de los ríos, todos los dioses del campo y los que protegen los frutos del campo».

  • Estrabón: en su obra «Geografía», Estrabón habla de la Oréade Ateneaion, quien tenía un santuario en la montaña Ateneaion y era adorada por los habitantes de la región.

Entre los elisios se encuentra la montaña Ateneaion, la más alta de las que se encuentran en ese país, y cerca de ella el lugar donde vivían los elisios, que se creían afortunados, y el santuario de la diosa, llamada Ateneaion. Por encima de esta montaña se encuentra otra llamada Titaresio, que también se cree que es sagrada. Y así, en las montañas, hay muchos santuarios de los dioses, como el de la diosa Ateneaion, que es muy venerada por los elisios.

  • Virgilio: en su obra «Eneida», Virgilio hace referencia a la Oréade Carmenta, quien es una antigua diosa itálica de las fuentes y las profecia/» data-type=»post» data-id=»404237″>profecías, y que se asocia con las montañas.

Al pie de una colina sagrada hay una gruta, donde las ninfas dicen que la diosa itálica Carmenta se sentaba, en su altar de hierro, para hacer profecías, y para revelar por sus cánticos lo que habría de suceder en el futuro. […] Los pastores, que frecuentan estas colinas, dicen que allí se puede ver el vestigio de la diosa, y en su honor se erigieron altares de hierro y se ofrecen sacrificios.

Cada una de estas fuentes ofrece una perspectiva única sobre las Oréades y su papel en la mitología y la cultura griegas. Juntas, proporcionan una imagen más completa y fascinante de estas ninfas de las montañas.