Etimología

Este vocabulario viene del latín ‘vendĕre’ y del italiano ‘vendere’.

La acción de vender se puede efectuar de distintos modos:

Por medio de un negocio en el cual, el cliente se acerca al establecimiento para elegir los productos de su preferencia.

Con las ventas ambulantes, mismas en las que el comprador debe ir a seleccionar lo que ha de adquirir, pero no en un sitio que normalmente sea permanente como un local, sino que puede variar.

Por medio de ventas domiciliarias, en las que el comprador recibe los productos en la puerta de su vivienda.

Por medio de un call center, en el que se ofertan productos por teléfono y en este caso, ya no hay contacto físico entre las partes.

Por medio de la Web, en la que el vendedor expone los productos y su costo, en una página debidamente diseñada y funcional y con tan solo unos cuantos pasos, el cliente puede realizar la compra con distintas vías de pago. Luego, la recibirá en un correo de entrega.

Si se toma como un verbo pronominal, el significado que se le atribuye cambia a “permitir un soborno”, negociar con una persona u ofrecerla a cambio de otra. Delatar a alguien, cuando se le guardaba el secreto, como por ejemplo revelar los secretos de un amigo, etc.

Igualmente, de este término se derivan las siguientes locuciones:

“venderse uno caro”: significa no ser tan accesible a la gente, por un sentido de orgullo.

“estar vendido”: se refiere a una situación en la que se sabe que se está en peligro, o igualmente estar en circunstancias complejas que otras personas pueden manipular, con afectaciones negativas para uno. Otro uso coloquial de esta expresión, es para hacer alusión a una persona que se recibe dádivas por hacer algo inmoral o inapropiado.

“estar como vendido”: quiere decir que un individuo se encuentra angustiado ante determinado temor de peligro.