Etimología

Este vocabulario se deriva de ‘aberración’, entendido como un comportamiento depravado, que a su vez se originó en la voz latina ‘aberratio’, con el significado de “resultado o acción de desviarse del camino”, integrada por el prefijo ‘ab’, que alude a una delimitación, como en el caso de abdomen. Se relaciona con la raíz de origen indoeuropeo ‘apo’ (separar). Sumado al verbo ‘errare’ (faltar).

Pero en un comienzo, esta palabra tan sólo presentaba la connotación de “desviado”, salirse de lo común. Por consiguiente, no sólo aquel que faltara a la moral, sino a lo convencional en cualquier ámbito, se pudría catalogar como tal, como por ejemplo las grandes mentes brillantes y geniales de la historia, como Einstein, Newton, Beethoven, Wagner, Tesla, etc, quienes no comulgaron con los preceptos comunes y se salieron de lo normal. De manera que, literalmente, se pudiera haber dicho en ese entonces, que esos personajes son unos aberrados.

Casi siempre, se emplea el vocablo ‘aberrado’ con una noción peyorativa y por eso, no se acostumbra a calificar a los genios o grandes seres con esta expresión.

En algunas ocasiones, por el parecido fonético, ‘aberrado’ se suele confundir con ‘aferrado’, pero varían en su acepción, ya que la primera corresponde a “apartado o desviado”, mientras que la segunda hace referencia de algo o alguien que no se retira de donde se encuentra.

Asimismo, con frecuencia e observa la utilización de este término en la locución “imagen aberrada”, la cual hace alusión de la imagen de mala calidad que resulta de maniobrar mal la lente de algún artefacto como una cámara, un microscopio, binoculares, telescopio, etc.