Culinaria

La voz ‘culina’, según algunos lingüistas, proviene de ‘coquina’, éste a su vez del verbo ‘coquere’ (cocinar). De la forma participio de ‘coquere’, coctus, surgieron palabras como bizcocho o sancocho.

Otros expertos afirman que la transición de la denominación ‘coquina’ a ‘culina’, indica que sucedió a partir de un juego de términos, con la expresión ‘culus’ (culo), teniendo en cuenta que las letrinas se ubicaban por lo general, próximas a la cocina. Otra alternativa que consideran los especialistas del lenguaje, es que ‘culina’ se haya derivado de ‘colina’, que al mismo tiempo encuentra su esencia en la locución ‘colere’ (cultivar).

La culinaria hace alusión de la creatividad de una persona, al preparar distintos platillos. Esta capacidad se halla asociada con las tradiciones culturales de cada región y con las costumbres sociales ligadas a la forma de alimentarse.

La culinaria se encuentra en el conjunto de lo que abarca la idiosincrasia de un pueblo. Los platillos se transmiten de generación en generación, presentando algunos cambios con el devenir de las décadas. Gracias a internet y a la globalización, la culinaria ha roto las barreras del tiempo y de la distancia, por lo que ahora se puede disfrutar de una receta china, alemana, colombiana, francesa, etc., tanto en un restaurante, como aprenderlo a preparar uno mismo.

De hecho, la culinaria enfatiza en el conocimiento de cada alimento y de sus propiedades, particularidades que cada región se ha ido percatando con el paso de la historia y se ha concretado en la elaboración de variadas recetas, de extremo a extremo de la Tierra. No se debe confundir la noción de este concepto, con el de gastronomía.