Etimología

Esta terminología se halla compuesta por lexemas del latín, comenzando por el prefijo ‘inter’ (entre), junto con el vocablo ‘personal’, derivado de la voz latina ‘persōna’, que hace referencia al empleo de máscaras en las obras de teatro, concluido por el sufijo ‘al’, que indica un sentido de pertenencia.

Las relaciones interpersonales se pueden basar en el romance, en el afecto, en lo laboral, en lo social, en la familia y en numerosos contextos. Se afirma que éstas son la base de toda sociedad, por lo tanto se regulan de una u otra forma, tanto en los acuerdos entre individuos, como por las leyes.

Con el propósito de que la armonía caracterice una relación de este estilo, es un requisito comprender a los otros. En eso consiste lo que se denomina “inteligencia interpersonal”, la metodología relacionada con las diversas inteligencias que intervienen en la selección de pareja, amistades, el tipo de empleo y lo que se desea estudiar. En concreto, es gracias a ésta que se pueden desarrollar las relaciones interpersonales.

La inteligencia interpersonal brinda la posibilidad de ponerse en los zapatos de los otros individuos, lo que implica comprender sus estados psicológicos, sus deseos, sus pretensiones, sus virtudes, su carácter, entre otros aspectos. Siendo así, es posible crear y nutrir una significativa habilidad de gestar y preservar relaciones sociales y al mismo tiempo, fortalecer capacidades de liderazgo o para ejercer responsabilidades dentro de un grupo.

Resulta crucial la comunicación en las relaciones interpersonales. Es por medio de un proceso comunicacional, que la gente puede interactuar e intercambiar ideas, que se transmiten en forma de mensajes y cada uno se halla en la facultad de entenderlos. Las relaciones interpersonales necesitan obligatoriamente, la comunicación entre los participantes.