Maquillaje

Así como sucede con muchos vocablos que designan algo alusivo de la moda, como por ejemplo ‘chic’, ‘boga’, entre otros, al igual que palabras culminadas en ‘aje’, como ‘tatuaje’, ‘encaje’, etc, la el neologismo ‘maquillaje’ proviene del francés ‘maquillage’. Dicho vocablo empezó a figurar en los teatros de Francia, en el siglo XIX, con la cual se referían a las pinturas con las que adaptaban el rostro de los actores.

Casi siempre, el maquillaje se emplea con el propósito de otorgar definición, hacer que sobresalga algún rasgo de la cara o taparlo. No obstante, el maquillaje se puede usar en cualquier otra parte del cuerpo.

Existe una gran variedad de productos de maquillaje, con funciones determinadas. De ese modo, es posible hallar desde cosméticos que sirven para ocultar o disimular algún detalle desagradable, así como para resaltar otros rasgos. Las mujeres suelen utilizar de manera constante las bases de maquillaje, los polvos faciales, pestañinas, correctores, labiales y muchos elementos más.

En la modernidad, es muy fácil encontrar toda clase de productos cosméticos, pero no fue así en la antigüedad. En otros tiempos, el maquillaje era estimado como un lujo que solamente los más adinerados y las clases más altas de la sociedad, podían darse. La historia se remonta al antiguo Egipto, para dar cuenta de los primeros registros del uso de éste.

En aquella época, los faraones se obsesionaban con la belleza, al igual que tanto hombres como mujeres de la nobleza egipcia. Por eso desarrollaron maquillajes sorprendentes, que inclusive al día de hoy, superan a los más costosos productos del mercado, pues eran totalmente naturales y con una efectividad mágica.