Etimología

Este vocabulario en su etimología, proviene del latín ‘affectāre’ (poner demasiado cuidado), compuesto por el prefijo ‘a’, equivalente al ‘ad’ (cercanía) y de ‘factāre’, tema frecuentativo de ‘facēre’ (hacer).

El sentido más frecuente que se le atribuye a esta palabra en el habla hispana, es la de causar perjuicios a una persona o a algo. Para tal efecto, la expresión debe contar con la preposición ‘a’. Igualmente, de este modo se aplica al individuo o grupo de personas que se expresan con la perspectiva de importar o interesar.

Una noción distinta de esta terminología, es la de adoptar una apariencia de algo. O al igual, estar una cosa en virtud de otra sobre la cual ejerce influencia de alguna forma, en cuyo caso iría acompañada de las preposiciones ‘a’ y ‘de’.

En lo que respecta del Derecho, este verbo alude a un deber o impuesto sobre algún bien. Desde otra mirada, afectar es destinar una cantidad de dinero o alguna propiedad, para algún gasto o propósito. Y en ese mismo ámbito legal, se define como destinar una cosa para el uso o servicio público.

Se emplea también, para hacer alusión al hecho de actuar de manera fingida, con la intención de demostrar una emoción o una manera de ser que en realidad no se posee. Asimismo, si el verbo se halla proseguido de ‘a’, adquiere la connotación de producir un efecto en alguien o una cosa.

Otro significado es el de generar una impresión o producir emociones fuertes y dolorosas a alguien. Se trata de lo que la Gramática estima como verbos de “afección psíquica”, es decir, aquellos que denominan los procesos de sugestión e impresión de la psicología y el estado anímico.

Una acepción diferente, es ligar algo con otra cosa de la que forma parte. O asignar algo o a una persona, a determinado cargo o servicio.

En el campo de la Patología, se entiende como ocasionar daño o alterar algún órgano del cuerpo. Y en cuanto la Psicología, consiste en generar una transformación o variación en el estado anímico.