Etimología

Este término presenta la noción etimológica de “algo cubierto de latas” y se halla compuesto del prefijo ‘en’, combinado con el vocablo ‘lata’; éste a su vez originado de ‘latón’, el cual se adaptó del idioma turco por medio de la voz del árabe medieval ‘al-lāṭūn’, definida como una aleación de zinc y cobre, con una tonalidad similar a la del oro. Finalmente, lo concluye el sufijo ‘ado’, que constituye adjetivos y participios.

Un alimento enlatado

Esta clase de comestibles o bebidas, se envasan un recipiente de hojalata, debidamente sellado, que permite un proceso de conservación de temperatura y pasteurización, herméticamente en una condición de tiempo específica, para poder preservarse tanto como se pueda en su estado original, hasta que se destapa y se consume.

La clave de la conservación de un alimento enlatado es la temperatura, factor que determina la calidad y estado de las propiedades nutricionales, organolépticas y microbiológicas, que modifican su aroma, sabor, textura, color, etc.

Cuando se recolecta alguna materia prima o alimento, éstos comienzan a perder propiedades como las nutricionales, la calidad, su frescura, entre otras. Estas alteraciones en su naturaleza van produciéndose de forma espontánea, mientras se va transportando o se almacena por tiempo significativo en los stands de los supermercados y tiendas, hasta que finalmente el consumidor lo dispone a la preparación final en la cocina.

La acción del enlatado es poder conservar al máximo posible, tales características de los alimentos en su condición más óptima. Se ha tomado como una manera de preservar una comida o un vegetal, tan fresco como cuando se cosechó o se preparó.

Además, permite un cómodo transporte y almacenamiento por periodos largos, sin que se pudra el contenido. Sin embargo, se ha demostrado que los átomos metálicos de la lata y otros aspectos, resultan muy nocivos para la salud.