Este calificativo aplica para todo lo que se halle bajo el dominio del Estado. En tal efecto, se habla de distintas entidades o dependencias estatales, como por ejemplo la educación estatal, misma que se imparte en planteles académicos públicos, que por lo general es subsidiada y de acceso gratuito.

Una escuela o colegio estatal, por lo tanto, se financia con el erario público que le otorga el Estado. Diferente ocurre con los colegios privados, los cuales representan todo un negocio y actividad lucrativa, como una empresa que cobra por prestar los servicios escolares o universitarios.

En otro ámbito, existen los hospitales estatales, que son centros de salud financiados con recursos públicos, gestionados por el gobierno. Un hospital estatal, igual que los planteles educativos de su misma especie, se caracterizan por la gratuidad y atención a la población general. Empero, en establecimientos privados y clínicas, se debe pagar por cada servicio.

Aunque este vocabulario se emplea en distinto contextos, en todos cumple con la misma connotación, como en las siguientes frases que lo ejemplifican: “la empresa incrementó sus ganancias gracias a la inversión estatal”. “El ministro de Justicia informó que se va a erigir unas instalaciones nuevas para la policía de la ciudad capital”. “No se puede hallar una información veraz e imparcial en un medio de comunicación estatal”.

Por otro lado, se habla de intervencionismo estatal, una expresión que hace alusión de la participación del gobierno en los asuntos económicos de alguna organización privada o de alguna institución de administración pública, supeditando la independencia de éstos, con la justificación de uno o varios objetivos específicos.