Etimología

Este vocablo se originó de la voz latina ‘structura’, que significa “construcción”, constituido de la palabra ‘structus’ (fabricado), con el sufijo ‘ura’, que designa una actividad o un resultado y finalmente, el sufijo ‘al’, con el que se forman adjetivos que aluden a una relación o pertenencia.

Se suele encontrar la noción de estructural, en el contexto de la construcción. Inclusive, existe la locución “construcción estructural”, que se emplea para denominar las actividades de diseñar y ejecutar las obras arquitectónicas, como puentes y edificaciones.

El objetivo de la construcción estructural es erigir edificios que en verdad cuenten con seguridad y resistencia. Pretende que las estructuras sean de óptima calidad, para que puedan soportar toda clase de cargas y además, mitigar las inclemencias climáticas.  Asimismo, por lo general en este ámbito se habla de los elementos estructurales, como los muros, las vigas, los andamios, las columnas, etc.

Otro contexto en el que se usa esta palabra, es en la gramática, con la “gramática estructural”, que surge de la idea de abarcar todos los elementos de una lengua, que se interrelacionan sistemáticamente entre sí.

En consecuencia, los factores del lenguaje conforman un sistema basado en elementos que se entrelazan en un sentido solidario y dependiente. El gran lingüista Ferdinand de Saussure, autor de la “Lingüística estructural”, afirmó que gracias a estas asociaciones se pueden establecer las unidades de la lengua.

En un sentido social, lo estructural hace alusión de unas circunstancias históricas, de larga data, por lo que alterarlo es demasiado complejo. Una población empobrecida puede ejemplificar esta idea, pues se debe a un conflicto estructural que difícilmente se puede resolver, como consecuencia de una deficiente prestación de servicios vitales, como salud y educación principalmente, entre otros aspectos.