Etimología

Esta palabra es de procedencia latina bajo denominación ‘iustitia’, con la misma acepción.

El célebre filósofo griego Platón (427-347 antes de Cristo), realizó varios esfuerzos por definir el significado de justicia. Se habla de personas justas, gobiernos justos, magistrados justos, etc, pero aun así no resulta fácil dilucidar la idea de justicia.

Después de un somero análisis de diferentes perspectivas al respecto, Platón estimó que la acepción más acertada de justicia es: “conceder a cada cual lo que le corresponde”. Sin embargo, todavía sigue siendo una idea que no termina de especificar qué persona tiene la capacidad de reconocer lo correspondiente de cada uno. Platón afirmó que los filósofos y los verdaderos sabios, poseían esa aptitud. En tal sentido, planteó la propuesta de que los gobiernos deberían estar conformados por los mejores hombres, los más preparados en todo sentido.

Por su parte, Aristóteles, teniendo en cuenta el planteamiento de su maestro Platón, le agregó que al igual que toda virtud, la justicia se encuentra solamente en el punto central entre dos extremos viciosos. Uno por excederse, como tener más de lo que se necesita y otro por escasez por no tener lo suficiente. En consecuencia, Aristóteles consideraba que es tan injusto ser rico en extremo, o un mendigo.

Asimismo, Aristóteles efectuó una diferenciación entre dos clases de justicia: a la primera le llamó la distributiva, que consiste en que cada cual obtiene lo que merece y requiere. Y la segunda, la correctiva, misma que debe imponerse llegado el caso de que una persona no obtenga lo merecido y entonces, debe procederse a restablecer sus derechos vulnerados.

Esa es la idea básica del Derecho Penal, pues por ejemplo, cuando un ladrón roba algún elemento a alguien, se comete algo injusto de parte y parte, ya que el ladrón tomó algo que no era suyo y la víctima quedó perjudicada. Por lo tanto, debe intervenir la ley, sometiendo al malhechor y reparando los daños al afectado, para que se restaure la justicia violentada.