Onírico

Lo onírico se puede apreciar en distintos ámbitos. En lo que respecta de la literatura, se aprecia con la noción de los sueños que experimenta cada personaje, o para señalar el estado de locura, alucinaciones por la fiebre o producidas por algún estimulante.

En el mundo del arte, más concretamente en la pintura, lo onírico hace referencia de un cuadro con un contenido de magia y elementos surrealistas, que finalmente terminan por calificarse como algo que solamente puede surgir de un sueño.

Aquello que se denomina onírico, denota alguna clase de alucinación visual que puede también ser de tipo auditivo, táctil o gustativo, o todos combinados, que en su conjunto podría constituir todo un delirio. Una persona puede afrontar un delirio onírico, cuando se halla en un estado inconsciente o somnoliento, debido al cansancio o al empleo de sustancias, o por efecto de alguna enfermedad crónica, fiebre, u otros factores.

Se dice que alguien habita en los mundos oníricos, si parece permanecer al margen de lo real y suele ser alguien quizás, de una imaginación desbordada.

El reconocido psicoanalista, Sigmund Freud, utilizaba la expresión “pensamiento onírico”, para connotar a esos pensamientos que llegan a ser captados por la mente consciente, pero que provienen del inconsciente. Entonces, por esa razón el llamado “padre del psicoanálisis moderno”, consideró que los sueños eran una clase de pensamientos desordenados del subconsciente.

En el contexto de lo espiritual, se le llama “mundo astral” a la dimensión onírica, o esfera de los sueños. Se cree que cada vez que alguien se queda dormido, ingresa al astral y cuando despierta, retorna a este mundo.