Etimología

a palabra en su etimología procede del latín ‘opinĭo’ y a su vez del italiano ‘opinione’.

Para el filósofo griego Platón, la opinión es una manera de conocer y la denominaba “doxa”, definida como un conocimiento subjetivo que depende de lo que capten los sentidos.

Las opiniones no se tienen en cuenta a la hora de una comprobación científica o ante las estrictas leyes matemáticas, sino que su valor radica en lo que todavía no se ha podido demostrar y es tema de debate, por consiguiente una opinión puede variar de un individuo a otro, o entre grupos de ellos. Algunas frases que lo ejemplifican son:

“opino que no deberías trabajar tanto y tomar más descansos”

“mi opinión sobre el comunismo es que es nefasto para la humanidad”,

“mi opinión política es favorable a los mejores valores del capitalismo”,

“opino que tu entrenador es muy eficiente”, etc.

Un debate surge de las diversas opiniones con relación a algún tema, mismas que intentan esclarecer todos los detalles sobre el particular. Ejemplo: “se llevó a cabo una reunión con los padres de familia, para escuchar sus perspectivas sobre la educación sexual de los estudiantes. Algunos estuvieron de acuerdo en que se les brindara una clase con un especialista en el tema”.

En la mayoría de los casos se requiere saber las opiniones de las personas, sobre todo en materia de mercadeo; de esa forma, se sabe con claridad qué es lo que quieren los compradores. Entonces, se practican encuestas y cuestionarios para medir las tendencias.

La opinión pública

Se trata del conjunto de percepciones de una comunidad, acerca de los sucesos sociales, políticos y económicos. No consiste en las opiniones que una sola persona pueda tener sobre algún tema, sino al conjunto de toda la gente, al pueblo en general, por lo que se le atribuye una gran importancia a esa opinión, a la hora de que las autoridades gubernamentales tomen decisiones.