Etimología

Este término etimológicamente se deriva del latín ‘cultura’, compuesto por el vocablo ‘cultus’, que traduce “cultivado, enseñado, cuidado”, que a su vez es una conjugación del participio del verbo ‘colere’, que significa ‘cultivar’. El sufijo ‘ural’, se refiere al resultado de la acción, como por ejemplo en palabras como ‘estructural’, ‘escritural’, “gutural”, etc.

Se habla de identidad cultural, como aquellos rasgos del sistema social que rodea a un individuo desde que nace y en el que se desenvuelve por muchos años. Comienza con los valores y costumbres infundados por la familia y la escolaridad.

Una actividad cultural consiste en una acción diseñada con el objetivo de comunicar, realizar o desenvolver la cultura. Tal es el caso de las actividades en los colegios, iglesias, centros artísticos, etc., en los que por lo general se aprecian talleres de arte, de baile, pintura, artesanías, etc.

Cada pueblo posee su patrimonio cultural, nutrido por todas aquellas creaciones de tipo físico e inmaterial, en las que se proyecta sus costumbres, creencias, valores típicos, obras de arte, literatura, entre otras manifestaciones culturales. La UNESCO ha calificado algunos sitios como patrimonio cultural de la humanidad, en diferentes naciones del mundo.

El nivel cultural de un individuo, denota su grado de preparación académica y calidad de conocimiento, en áreas como por ejemplo las matemáticas, los idiomas, la historia, el arte, la ciencia, etc.

Por su parte, el legado cultural se refiere a las creaciones y saberes que los pueblos producen y que se transmiten de generación en generación, como en el caso de los romanos, quienes legaron los conocimientos de legislar, principalmente sintetizados en la obra del emperador Justiniano, intitulada ‘Corpus Iuris Civilis’, del que surgieron varios de los códigos civiles que en la actualidad rigen.