Etimología

Este término es compuesto y se estructura partiendo del vocablo ‘fisico’, tomado por los romanos del griego ‘φυσικός’ (physikos), que hace alusión de la naturaleza, del cuerpo material. Seguido por la voz latina ‘cultura’, asociada con la acción de cultivar y el sufijo ‘ismo’, que indica actividad o disciplina.

La idea del fisicoculturismo es que los músculos de una persona, bien sea hombre o mujer, se vuelvan lo más fuertes y definidos que se pueda, reduciendo la grasa corporal a niveles sumamente bajos, estéticos y saludables. La meta es la perfección del cuerpo y su figura.

Numerosas ventajas y beneficios se obtienen al practicar los diversos ejercicios relacionados con el fisicoculturismo. Con el paso de los años, se ha ido aumentando el número de personas que asisten a gimnasios atraídos por este deporte. El nivel de exigencia es elevado y se requiere una motivación constante. La alimentación resulta fundamental en todo el proceso de la hipertrofia y definición.

El fisicoculturismo se remonta a épocas milenarias. La historia resalta a los griegos y a los romanos, quienes convirtieron el entrenamiento del cuerpo y de la mente, en el eje de sus existencias, pues dedicaban todo el día al ejercicio y a la filosofía. Consideraban que el ser humano debía desarrollarse por dentro y por fuera. Las esculturas y pinturas los muestran con brazos y torsos muy musculosos y definidos, especialmente los militares.

Para los griegos antiguos, el cuerpo era considerado como el templo más importante, que necesitaba trabajarse y pulirse a diario, como la mejor escultura u obra de arte. Uno de los grandes filósofos, Sócrates, dijo puntualmente:

“Es una desgracia para el hombre envejecer sin nunca ver la belleza y la fuerza de la que su cuerpo es capaz”.