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Definición
Sustantivo femenino. Se define como la probabilidad de que alguna acción o cosa, se torne peligrosa.
Etimología
Este vocabulario presenta el sufijo de cualidad ‘dad’, proveniente del latín ‘tas’, como se aprecia en términos como barbaridad, solidaridad, realidad, etc. Se compone con el vocablo ‘peligro’, mismo que se deriva de la transformación de la expresión medieval ‘periglo’, originado de la síncopa, que es la forma de eliminar determinadas letras o sonidos, de la voz latina ‘pĕrīcŭlum’, que originalmente presentó la acepción de intento, ensayo, experimento.
Sin embargo, con el tiempo pasó a significar ‘riesgo’, ‘peligro’, teniendo en cuenta que cada vez que un individuo se lanza a la aventura de probar realizar algo nuevo, que nunca antes alguien había intentado, en un gran número de ocasiones dependiendo lo que se pretende probar, predomina una situación llena de peligros.
La noción de peligrosidad se empezó a utilizar en la Criminología, gracias a los trabajos de Garófalo, investigador que en el año 1878 expuso su tesis sobre la “temibilidad”, que luego detalló con dos locuciones: la capacidad criminal y la adaptabilidad social. Señalaba la temibilidad como un factor crucial para la penalización de un delincuente y la definía como el grado de perversidad continuo y dominante en la conducta del sujeto.
Después de varios análisis y modificaciones, esta postura se sustituyó por la Teoría de la Peligrosidad, como soporte de la responsabilidad delincuencial.
La peligrosidad es un tema que reconocen los diversos autores de la Criminalística, como en el caso de Arturo Rocco, que la presenta como la potencialidad, la habilidad y la decisión de un sujeto para causarle daños y ataques a otros, por lo que representan un serio peligro.
Por su parte, Grispigni la sintetiza como la capacidad que posee un ser humano de cometer un crimen, o la posibilidad de que se convierta en el protagonista de algún acto delictivo.