Etimología

La etimología de este término proviene del latín ‘reunire’, cuyo significado es “volver a ser uno”. Se encuentra estructurado con el prefijo ‘re’ (hacia atrás), que indica que se repite; la partícula ‘unus’, (uno) y el sufijo ‘ire’, terminación latina usada en la construcción de verbos. En lo que concierne del vocablo ‘reunirse’, se añade también la terminación ‘se’ (modo acusativo del latín ‘sui’).

En el habla hispana, reunirse se entiende más que todo, como la acción en la que se encuentran varias personas en un solo sitio, para algún propósito determinado. Por ejemplo los amigos tienden a reunirse, así como los socios, compañeros, gentes con ideas afines, etc.

Los individuos deciden reunirse por distintas razones, como el caso de algún proyecto en común, o una empresa, en la que todos los miembros se caracterizan por sostenerse en los mismos intereses. Algunos optan por reunirse para desarrollar alguna idea en conjunto y en seguida, exponerla o vincular a más personas.

Frase de ejemplo:

“Hay la necesidad de reunirse para poder comenzar con el trabajo de grado, pues se debe presentar en grupo”.

Desde los pueblos aborígenes, los seres humanos sienten la necesidad de reunirse para tratar los diferentes problemas y temas que atañen a toda la comunidad, como pleitos entre algunas personas, o dificultades que surgieron en algún ámbito. El objetivo es llegar a la comprensión plena de la situación y tomar las decisiones correctas, que conducirán al fin del conflicto.

Los griegos antiguos solían reunirse en las ágoras y plazas públicas, en torno de algún gran filósofo que departía su sabiduría con todos. El motivo principal de congregarse, era hallar el conocimiento.