Etimología

Este vocabulario se encuentra estructurado por el prefijo ‘a’, cuyo significado es “negación”. La partícula ‘bios’, que designa ‘vida’, junto con el sufijo ‘tico’ (relativo de). De manera que su acepción es “sin vida”.

Esta palabra se halla asociada con la denominada “teoría de la abiogénesis”, cuyo autor fue Thomas Huxley, en el siglo XIX, misma que propone que el génesis de la vida se dio a partir de la materia inorgánica. Desde entonces, han surgido muchos críticos y opositores de tal tesis, como en el caso de los creacionistas, quienes creen firmemente que todo fue creado por Dios. Por su parte, la ciencia oficial se inclina por la “teoría biogénesis”, que propone que la vida se origina en la materia viva.

En el presente, la única teoría avalada por los científicos, es la de la biogénesis, mientras que los postulados de la abiogénesis se descartan mientras no se cuenten con mayores evidencias.

El factor abiótico

Los factores abióticos resultan cruciales en cualquier hábitat, necesarios para cualquier ser vivo, tales como el clima, el suelo, el calor, el agua, etc. Si no existen estas circunstancias de manera suficiente y óptima, la subsistencia es casi imposible.

El denominado ‘biotopo’ se produce gracias a los factores abióticos. Éste consiste en un espacio en el que se encuentran los elementos del ambiente básicos, gracias a los cuales puede vivir una serie de organismos de distintos reinos de la naturaleza, también llamado biocenosis.

Algunos seres vivos son capaces de aguantar por un tiempo significativo, la falta de determinado factor abiótico. A éstos se les denomina “organismos eurioicos”. Asimismo, se encuentran los “organismos estenoicos”, criaturas que no duran mucho soportando la ausencia de alguno de los factores abióticos. Por consiguiente, todos los seres transforman sus rasgos fisiológicos y de su morfología, con el propósito de lograr una pertinente adaptación y de ese modo, subsistir en algún ecosistema.