Definición
Es un sustantivo masculino se define como la acción y efecto de abonar o de abonarse. Es un documento publico que se certifica el derecho quien se abona de algo. En termino de agricultura es la sustancia que se emplea para abonar la tierra o crecer fertilidad.
Etimología
La palabra «abono» proviene del latín «ad bonum», que significa «para el bien». El término se compone de dos raíces etimológicas: «ad», que indica dirección o tendencia hacia algo, y «bonum», que significa «bien» o «bueno«. El latín es la lengua de origen de esta palabra, pero también se puede encontrar en el español y otros idiomas derivados del latín, como el portugués, el francés, el italiano y el rumano.
Esta diccción se utiliza comúnmente para referirse a sustancias que se agregan al suelo para mejorar su fertilidad. Esto se debe a que el aditivo ayuda a mejorar la calidad del suelo y, por lo tanto, aumenta la producción de plantas y cultivos. Al igual se emplea en el sentido figurado de «mejora» o «beneficio», como en «abono para el espíritu».
Tipos de abono: orgánico y químico
El abono es una sustancia que se utiliza para mejorar la calidad del suelo y proporcionar nutrientes a las plantas. Existen dos tipos principales de abono: orgánico y químico. Cada uno tiene sus propias ventajas y desventajas, y la elección de un tipo de abono dependerá de las necesidades específicas de cada cultivo y del entorno en el que se encuentre.
El abono orgánico se compone de materiales naturales, como estiércol, compost, hojas, ramas, restos de comida, entre otros. Estos materiales se descomponen lentamente y liberan nutrientes al suelo con el tiempo. Los abonos orgánicos son beneficiosos porque mejoran la estructura del suelo, aumentan la retención de agua y promueven la actividad de los microorganismos beneficiosos en el suelo. También suelen ser más económicos que los abonos químicos, ya que pueden ser producidos localmente por los propios agricultores.
Empero, el abono orgánico también tiene algunas desventajas. Puede ser difícil de conseguir en grandes cantidades, y su descomposición puede ser lenta, lo que significa que los nutrientes pueden no estar disponibles inmediatamente para las plantas. Además, el uso excesivo de abono orgánico puede aumentar el contenido de nitrógeno en el suelo, lo que puede tener efectos negativos en el medio ambiente.
Por otro lado, el abono químico se compone de nutrientes artificiales que se agregan al suelo, como nitrógeno, fósforo y potasio. Estos nutrientes están disponibles de inmediato para las plantas y pueden ser ajustados según las necesidades específicas de cada cultivo. Los abonos químicos son útiles para proporcionar nutrientes rápidamente en situaciones en las que las plantas necesitan un impulso de crecimiento, como en la producción de cultivos a gran escala.
No obstante, los abonos químicos también tienen desventajas. Pueden ser costosos y no mejorar la estructura del suelo o la retención de agua. El uso excesivo de abonos químicos puede contaminar el suelo y el agua, lo que puede tener efectos negativos en la salud humana y el medio ambiente.
Cómo hacer abono orgánico en casa
El abono orgánico es un excelente fertilizante natural que se obtiene de la descomposición de restos de materiales orgánicos como hojas, ramas, frutas, verduras, restos de poda, entre otros. Este tipo de abono es rico en nutrientes y es muy beneficioso para la salud del suelo y las plantas, ya que aporta los nutrientes que necesitan para crecer fuertes y saludables.
Hacer abono orgánico en casa es muy sencillo y económico, ya que se pueden utilizar los residuos orgánicos que generamos en nuestra casa, como las cáscaras de frutas y verduras, restos de poda, hojas secas, etc. A continuación, te proporcionamos los pasos para hacer tu propio abono orgánico:
Selecciona los residuos orgánicos: Lo primero que debes hacer es seleccionar los residuos orgánicos que vas a utilizar. Puedes utilizar cáscaras de frutas y verduras, restos de poda, hojas secas, ramas, entre otros
Crea un recipiente para el compostaje: Necesitarás un recipiente grande con tapa para hacer el compostaje. Este recipiente puede ser una caja de madera, un tambor de plástico, una cubeta grande, entre otros.
Añade los residuos orgánicos: Una vez que tienes tu recipiente para el compostaje, añade los residuos orgánicos que hayas seleccionado. Puedes agregarlos todos juntos o alternar entre materiales húmedos (como las cáscaras de frutas y verduras) y materiales secos (como las hojas secas).
Humedece los residuos: Es importante mantener los residuos húmedos para que la descomposición sea efectiva. Puedes agregar un poco de agua para humedecer los residuos, pero ten cuidado de no agregar demasiada agua ya que puede provocar que se pudran.
Mezcla los residuos: De vez en cuando, mezcla los residuos para acelerar el proceso de descomposición y asegurarte de que todo se descomponga por igual.
Espera a que se descomponga: El proceso de descomposición puede tardar de 2 a 6 meses, dependiendo de los materiales utilizados y las condiciones ambientales. Durante este tiempo, asegúrate de mantener los residuos húmedos y mezclarlos de vez en cuando.
Usa el abono orgánico: Una vez que los residuos se han descompuesto por completo, tendrás abono orgánico listo para usar. Puedes utilizarlo para fertilizar tus plantas y jardín, mezclándolo con la tierra en una proporción de 1:1.
Cómo elegir el abono adecuado para tus plantas
Conoce las necesidades de tus plantas
Cada planta tiene necesidades nutricionales diferentes. Por lo tanto, es importante conocer las necesidades específicas de cada planta antes de elegir el abono adecuado. Por ejemplo, las plantas de flor necesitan un abono rico en fósforo para estimular la floración, mientras que las plantas verdes necesitan un abono rico en nitrógeno para estimular el crecimiento de las hojas.
Identifica el tipo de suelo
El tipo de suelo en el que crecen tus plantas también es importante para elegir el abono adecuado. Si el suelo es ácido, es recomendable utilizar un abono con un pH neutro para evitar que la acidez del suelo aumente. Si el suelo es alcalino, es recomendable utilizar un abono que ayude a acidificar el suelo.
Elige el tipo de abono
Existen diferentes tipos de abono, cada uno con sus propias ventajas y desventajas. Los tres tipos principales son:
Abono orgánico: Es un abono natural que se obtiene de materiales orgánicos como compost, estiércol, huesos, etc. Es ideal para mejorar la calidad del suelo y proporcionar nutrientes de manera gradual.
Abono inorgánico: Es un abono químico que se obtiene a partir de minerales. Proporciona nutrientes de manera rápida y eficiente, pero puede ser perjudicial para el medio ambiente si se utiliza en exceso.
Abono líquido: Es un abono que se diluye en agua y se aplica directamente a las raíces de las plantas. Es ideal para proporcionar nutrientes de manera rápida y precisa.
Ten en cuenta la época del año
La época del año también es importante para elegir el abono adecuado. Por ejemplo, durante la primavera y el verano es recomendable utilizar un abono rico en nitrógeno para estimular el crecimiento de las hojas y los tallos. Durante el otoño e invierno, es recomendable utilizar un abono rico en fósforo para fortalecer las raíces y preparar la planta para la siguiente temporada de crecimiento.
Cómo aplicar el abono de manera efectiva
Lee las instrucciones
Es importante leer las instrucciones de aplicación del abono que has comprado. Cada abono tiene su propia fórmula y por lo tanto, requiere de una aplicación específica. Las instrucciones te indicarán la cantidad de abono que debes utilizar y la frecuencia de aplicación.
Aplica el abono en el momento adecuado
La mayoría de los fertilizantes deben aplicarse durante la época de crecimiento de la planta, cuando ésta está activa y puede absorber los nutrientes con mayor eficiencia. Por lo tanto, es importante aplicar el abono en el momento adecuado, ya que si se aplica demasiado temprano o demasiado tarde, las plantas no podrán aprovechar los nutrientes.
Distribuye el abono de manera uniforme
Es importante distribuir el abono de manera uniforme sobre el suelo. Puedes hacerlo a mano o con un esparcidor de abono. Si lo haces a mano, asegúrate de utilizar guantes y de aplicar el abono en pequeñas cantidades para evitar que se acumule en un solo lugar y dañe las raíces de las plantas.
Asegúrate de que el abono llegue a las raíces
Es fundamental que el abono llegue a las raíces de las plantas, ya que es allí donde se absorben los nutrientes. Si aplicas el abono en la superficie del suelo, es posible que los nutrientes no lleguen a las raíces. Por lo tanto, es recomendable trabajar el abono en el suelo mediante un rastrillo o una azada, para que penetre en el suelo y llegue a las raíces de las plantas.
Riega después de aplicar el abono
Después de aplicar el abono, es importante regar las plantas para que los nutrientes se disuelvan y lleguen a las raíces. También ayudará a evitar que el abono se queme en caso de aplicar demasiado abono en una sola área.
¿Qué pasa si se utiliza demasiado abono?
Quema de las raíces
El exceso de abono puede provocar la quema de las raíces de las plantas. Esto sucede porque los nutrientes en exceso se acumulan en el suelo y se vuelven tóxicos para las raíces, lo que puede provocar su muerte. Las raíces dañadas pueden provocar una reducción en el crecimiento de la planta e incluso pueden provocar su muerte.
Estimulación de un crecimiento excesivo
El uso excesivo de abono puede estimular un crecimiento excesivo de la planta, lo que puede provocar la debilidad de la misma. Esto sucede porque la planta utiliza más energía de la que puede producir para sostener su crecimiento, lo que la hace vulnerable a enfermedades y plagas.
Contaminación del medio ambiente
El exceso de abono también puede contaminar el medio ambiente. Si se aplica demasiado abono, puede filtrarse a través del suelo y llegar a los ríos, arroyos y lagos cercanos, provocando la eutrofización. La eutrofización es un proceso en el que la sobrecarga de nutrientes en el agua provoca un crecimiento excesivo de algas y otras plantas acuáticas, lo que a su vez puede agotar el oxígeno del agua y provocar la muerte de los peces y otros organismos acuáticos.
Desperdicio de recursos
El uso excesivo de abono también puede provocar el desperdicio de recursos, ya que el exceso de abono que no se utiliza en las plantas se convierte en un residuo inútil y puede generar costos adicionales para su eliminación adecuada.