Etimología

Esta terminología presenta un origen indoeuropeo, con la raíz ‘bak’, con el significado de bastón. En griego, se derivó con la denominación ‘baktron’ (caña) y de su modo diminutivo ‘bakterion’, se creó la voz latina ‘bacterium’. La relación de una bacteria con un bastón se halla en su figura similar. Desde el año 1850, se adoptó esta noción en todos los idiomas.

El bacilo es una bacteria que se caracteriza por su forma alargada y por presentar figuras curveadas o rectas. Es un microorganismo beneficioso para la salud y se emplea para la producción de kumis, yogur, kéfir, entre otros. Otra especie es el coco, un tipo de bacteria redonda y tiene la capacidad de aislarse, tanto por parejas, como en grupos.

Las bacterias también se clasifican en virtud de su sistema de respirar: aeróbicas y anaerobias. Las primeras, necesitan oxígeno y las otras, lo reemplazan por el carbonato y otros compuestos. Al igual, existen aquellas que se clasifican según sus requerimientos de crecimiento, como las heterótrofas, consideradas parásitas, y las autótrofas, con la capacidad de realizar fotosíntesis y quimiosíntesis.

Una bacteria puede habitar en cualquier ambiente; de hecho, existen microorganismos capaces de vivir en el espacio sideral.

Las bacterias son los organismos más numerosos del planeta. Se estima que son más de 40 millones de células bacterianas, las que se hallan contenidas en únicamente un gramo de tierra.

El cuerpo de una persona puede ser el hogar de un aproximado de 10 células bacterianas, por cada una de las células. Gracias a la efectiva labor del sistema de defensas inmunológicas, gran parte de las bacterias no son nocivas para el ser humano e inclusive, resultan positivas. Pero otras tantas, son las causantes de graves patologías como la tuberculosis, la cólera, entre otras.