Brujería

Etimología

Este vocablo en su etimología se compone del sustantivo «bruja» y del sufijo «ería» que indica carácter o condición moral y acción o dicho. Una de las etimologías más complejas que se encuentran en el idioma español, es el del término ‘brujería’, puesto que al parecer procede de tiempos pre-romanos, específicamente en el portugués y catalán con la palabra ‘bruixa’.

La primera documentación del término se halló finalizando el siglo XIII. En el idioma aragonés, en el documento intitulado “las Ordinaciones y Paramientos de Barbastro”, figura como ‘broxa’.

Algunos expertos creen que la raíz de ‘bruja’, es ‘bruix’, que se deriva del término procelta, la lengua común entre los celtas (‘brixta’) y traduce “hechizo”.

En latín, el término ‘bruja’ equivalía en la antigüedad a ‘maleficae’ (maléfica). Así se designaron en todo el territorio europeo a las mujeres que practicaban este conjunto de saberes mágicos en la Edad Media y gran parte de la modernidad. En otros idiomas se aprecian variantes como en el inglés (witch), el francés (sorcière) y el alemán (Hexe).

Algunos detalles característicos en estas prácticas ocultas, es que los brujos o brujas suelen invocar demonios o entidades, involucrándose con ellos en riesgosos pactos. Igualmente, la utilización de pócimas, algunas de las cuales contienen elementos psicoactivos como la belladona, el opio silvestre, la mandrágora, los hongos y otros tantos.

Historia universal de la brujería

En la mayoría de culturas y pueblos de la tierra, en todas las épocas, se resalta la tendencia a las artes mágicas y la brujería, de una u otra manera, entendiéndola como el conjunto de rituales y procedimientos de índole espiritual que se desenvuelven en virtud del manejo de la energía para obtener modificar las circunstancias, a una persona, un lugar, etc.

En la Biblia

De acuerdo con las evidencias que propone la Biblia, la brujería se ha ejercido desde tiempos remotos de la antigua Mesopotamia y el antiguo Egipto. Así mismo indican las milenarias escrituras del Código Hammurabi, que datan de 2.000 años atrás de Jesucristo. En detallados pasajes bíblicos, la palabra empleada es ‘brujería’ y ‘hechicería’, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, especificando que estas artes oscuras están relacionadas con invocar difuntos y la necromancia.

En la modernidad, las brujas han inspirado toda una serie de fantasías y literatura, que luego fueron llevadas al cine y la televisión, con aventuras místicas y de poderes psíquicos.

El aquelarre

Así se denomina a la reunión más famosa de la brujería, en la que distintos practicantes se reúnen a realizar ritos y festividades. La mayoría de aquelarres realizan una parodia de la liturgia del cristianismo, como rezar el credo o el Padre Nuestro al revés, así como la consagración de una hostia de color negro. Documentos antiquísimos evidencian que desde muchos siglos atrás ha sido común la promiscuidad y sacrificios humanos en estos rituales de aquelarre.

La inquisición y la persecución de la brujería

La cacería de brujas se caracterizó por dos fases críticas: la primera desarrollada entre los años 1480 y 1520 y la segunda, entre el año 1560 y 1650. Como tal, la brujería ya era definida y estereotipada desde el 1400. Los registros documentan que los últimos esfuerzos por erradicar la brujería a través de juicios condenatorios, fue finalizando el siglo XVIII y comenzando el XIX.