Etimología

Esta terminología encuentra su origen en la voz francesa ‘contrôler’, misma que se deriva del vocablo ‘controle’ (control), que a su vez se adoptó de la expresión ‘contre role’ (contra el rollo); en este caso, rollo hace referencia de una clase de papel que correspondía a la copia del original y se empleaba en la Edad Media, como método de verificación de autenticidad. A dicha técnica se le conocía como ‘rotulus’, locución latina de la que surgió ‘rollo’.

Este término se emplea casi siempre en el habla hispana y se halla asociado directamente al control, aunque no exclusivamente como manera de dominación de un individuo ostenta sobre otro y otros, sino que posee distintos sentidos como aquel que hace alusión de controlar asuntos de salud, el peso, el azúcar en la sangre, la tensión, etc.

De modo que, para comprender en su totalidad esta denominación, es necesario tener como referente la noción de autoridad que se impone sobre alguien, quizás como consecuencia de una circunstancia de poder o por el rol que una persona ejerce facultado para dirigir a otros, como en una empresa, entidad, o institución. Un ejemplo de ello, son los coordinadores de área, que deben controlar que el trabajo del equipo que se les asignó, se lleve a cabo pertinentemente.

Al igual, desde el contexto empresarial, una de las funciones del personal de mantenimiento de máquinas, es controlar que todo funcione correctamente y que ningún artefacto se dañe.

En otro sentido, controlar el carácter o los impulsos, equivale a un trabajo psicológico de imponer la voluntad sobre estados equivocados, emociones negativas y comportamientos erróneos. Por ejemplo, para mantenerse en tranquilidad y calma.