Etimología

Esta palabra en su etimología viene del latín «physĭca» y este del griego»φυσικά» (physiká), término que concretamente se refería en aquel entonces a lo que en la actualidad se conoce como ciencias naturales, que involucra ámbitos como la geología, la biología humana y animal, las reacciones químicas, etc.

Primeramente, la palabra la habían adoptado los eruditos de Roma, tomándola del griego ‘φυσική’, mismo que denota en sentido femenino al adjetivo ‘φυσικός’, cuyo significado es ‘physikos’, comprendido como todo lo que respecta de la naturaleza y su estudio.

Pero mucho más remotamente, este término designaba como tal la filosofía de la naturaleza, empleado por grandes clásicos como Anaximandro, Tales de Mileto, entre otros. Ya luego se aprecia en Aristóteles y otros pensadores que comienzan a utilizar la expresión ‘ta physiká’, referente de los estudios y tratados del mundo natural.

Etimológicamente, el término ‘φυσικός’ se desprende de la palabra griega ‘φύσις’, que significa ‘phýsis’: verbo de realizar, nacer, crecer, formarse e igualmente, traduce ‘naturaleza’. Éste a su vez corresponde al nombre de acción con sufijo ‘sis’ del vocablo ‘φύω’ (phýo), que se entiende como nacer, procrear, crecer, existir.

A lo largo de los siglos la palabra física, en varios idiomas incluyendo el latín de la Edad Media y las denominadas lenguas vernáculas, siempre hizo alusión al saber de la naturaleza de manera universal, así como del cuerpo físico de los humanos especialmente. Las personas que se proclamaban como físicos, tanto en la época antigua de Roma como en el medioevo, eran los naturalistas y los galenos, así que el término siempre denotó más aspectos relacionados con la medicina, ciencia que estudia la naturaleza física de los seres.

Pero desde el siglo XVIII, cuando se habla de ‘física’, se designa concretamente a la rama de la ciencia que actualmente se conoce, misma que se enfoca en analizar la materia y la energía, sus transformaciones de estado y su desenvolvimiento en el tiempo y en el espacio. En sí misma constituye una ciencia, puesto que se fundamenta en leyes que la amparan al igual que en verificaciones metodológicas y de tipo matemático.