Definición
Sustantivo masculino. Se denominan así a los apodos que se dicen con cariño, casi siempre de procedencia familiar, creados a partir de modificaciones de los nombres originales, como por ejemplo Mingo, Pipe, Pacho, Lola, Pepe, o también de los errores de pronunciación de los niños que apenas comienzan a hablar.
Etimología
La palabra proviene del griego ‘ὑποκοριστικός’ (hypokoristikós), que alude a una caricia. Sus lexemas comienzan con el prefijo ὑπό- (hipo), que significa “debajo de”. En seguida, el verbo ‘κορίζομαι’ (koridzomai), en español ‘acariciar’. Finaliza con el sufijo ‘-ικός’ (ikos), que traduce “relativo a”.
En la lengua española los hipocorísticos son muy numerosos. La formación de estas palabras se genera de una repetición de la misma sílaba. Se podría decir que el hipocorística se basa en la conjugación de una consonante, un grupo consonántico o una vocal, en seguida repitiendo la sílaba que de ese modo se creó.
Además, los hipocorísticos igualmente presentan otra forma de construirse, como por ejemplo aquellos que llevan los sufijos ‘ito’, ‘ita’, ‘illa’, ‘ino’, ‘ina’, como Pepito, Luisillo, Mafesita.
Supresión de una o más sílbas, como por ejemplo en los nombres ‘Jessi’, ‘Tere’, ‘Mafe’.
Ligar dos nombres, como Juanma, Juanfer, Juancar, Juanpa, etc.
Los hipocorísticos en su gran mayoría, suelen ser creados por los niños y el lenguaje familiar. De hecho, el aprendizaje del habla en la primera infancia inicia, sí o sí, con hipocorísticos. Las primeras palabras de un ser humano, como mamá, papá, nene, popó, titi, etc. En los grupos familiares es muy común que a las Cecilias les digan Celia, a los Juanes les digan Juancho, a los Nicolás les llamen Nico, a Joaquín, Juaco…
Para que se desarrolle un hipocorístico, los términos deben sufrir una deformación, casi siempre agregando un diminutivo, incluso a veces hasta perdiendo su origen etimológico, como en el caso del nombre ‘José’, que se transforma en ‘Pepe’.