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Definición
Sustantivo femenino. Se trata de una hormona primordial de la clase de las progestágenos, mismas que son de índole sexual, tal como los andrógenos o estrógenos, indispensables en el desarrollo reproductivo.
Etimología
Esta terminología consiste en un neologismo que hace referencia de una hormona de tipo esteroidea, la cual posibilita realizar el proceso de la embriogénesis y también, que la mujer quede embarazada. Su denominación se constituye de forma artificial, tomando la voz latina ‘pro’, que significa “hacia adelante”, en combinación con la raíz del vocablo ‘gestare’ (engendrar).
Asimismo, junto con la partícula ‘ster’, propio de ‘éster’ (sal orgánica). Finalmente, lo concluye el sufijo ‘ona’, característico de la química de finales del siglo XIX, empleado para hacer alusión de las hormonas, al igual que de las cetonas, que corresponden a un compuesto.
De acuerdo con los registros, la palabra se propuso por primera vez en el año 1935, bajo la forma de ‘progesteron’, en alemán, idea del galeno Willard Myron Allen, de Estados Unidos, quien se basó en el vocablo ‘progestina’, autoría del mismo médico en 1930, con la connotación de otra hormona perteneciente al cuerpo lúteo, crucial para el embarazo, fusionado con la locución ‘sterona’, adoptada de ‘androsterona’, la designación de un esteroide varonil que se encuentra en la orina. Pero en 1933, se pudo especificar y aislar la progesterona, gracias al trabajo de Allen y su equipo.
La progesterona se halla constituida en total por cuatro hidrocarburos de índole cíclica, mismos que se entrelazan entre sí, además de otros constituyentes. Gracias a esta hormona, se llevan a cabo los procesos de desarrollo sexual en las mujeres, como la menstruación, la gestación o la embriogénesis. Se produce en los ovarios, las glándulas adrenales, la placenta y el hígado.
Comienza a segregarse luego del periodo de pubertad en las féminas, promoviendo el progreso madurativo por medio de su influencia en la menstruación.
En el proceso de embarazo, existen muchas mujeres que son recetadas por su médico, con pastillas de progesterona, debido a que estiman que existe una ayuda en circunstancias riesgosas que conlleven a abortar naturalmente.
También hay ocasiones en los que una mujer, sin estar obligatoriamente en gestación, debe consumir medicamentos de progesterona. En sí, lo normal es que el profesional de la medicina lo formule en casos de fertilización in vitro y por consiguiente, se requiere que el útero se halle en perfecto estado para el parto.
Gracias a tomar el nivel de progesterona, es posible diagnosticar los pormenores de la gestación, trastornos en la ovulación, varios tipos de cáncer y la patología denominada “hiperplasia suprarrenal congénita”.
Se debe tener en cuenta que la mujer presenta un sangrado totalmente irregular en el periodo menstrual y que consumir progesterona, podría ayudar a una mejora considerable, viéndose reflejado su efecto en el alivio de diversas sintomatologías asociadas con esa fase mensual, como determinados dolores, cólicos, ausencia de energía, cambios extremos de ánimo, entre otros.
La farmacología produce progesterona en varias presentaciones, como por ejemplo inyecciones, tabletas, geles y supositorios.
Se ha comprobado que si se consume en modo de píldoras, puede generar efectos secundarios nocivos, como desequilibrios renales, trombos, calambres, jaquecas y otros.