Etimología

Este vocabulario etimológicamente, viene del verbo neutro intransitivo ‘resultar’, del mismo significado.

En el ámbito deportivo, el resultado es el marcador que culmina en alguna competición y que define quién ganó el encuentro.

En el contexto de las matemáticas, el resultado es el producto de una operación. Por ejemplo, al multiplicar 5 x 10 el resultado es 50. Existen casos en que no es exacto.

En lo que compete de la contabilidad, se habla del resultado contable, mismo que indica la diferencia entre los ingresos y egresos monetarios, en un lapso específico. Por ejemplo, si una entidad gasta 10.000 dólares y recibe ingresos de 40.000 en tres meses, se puede afirmar que el resultado trimestral evidencia un lucro de 30.000 dólares.

En el diario vivir, cada ser humano se ve enfrentado al resultado de sus acciones y determinaciones, segundo a segundo. Muchas veces se culpa a los demás o a algo, de haber fracasado en alguna empresa, pero realmente el único responsable de los resultados es uno mismo.

Esta terminología, aunque empleada en distintos ámbitos que no tienen nada que ver el uno con el otro, como en el caso del deporte, de la educación, la medicina, etc. Este vocabulario siempre hace alusión a lo mismo, sin que influya la clase de contexto en el que se aprecie la consecución de una respuesta, que en algunas situaciones serán cifras y en otras, palabras.

En lo que respecta concretamente de la medicina, si el galeno requiere identificar si el paciente se encuentra infectado por alguna patología vital, por lo general, lo remite a exámenes y a análisis médicos, que después y en virtud de su resultado, que puede salir positivo o negativo, podrá diagnosticar el problema y de ese modo, seleccionar el tratamiento óptimo para la curación.

En una prueba de embarazo, el resultado podría variar entre una y otra. Por eso, lo recomendable es practicar varias y cerciorarse del más repetitivo.