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Definición
Sustantivo masculino. Se trata de un modo de gobierno en el que sólo impera un único partido, que ostenta el poder total, sin ninguna clase de oposición. Esta nación abarca tanto países, como ideologías, grupos sociales, movimientos en los que se atenta contra las libertades y todo lo relacionado con un Estado que absorbe todos los poderes absolutamente, sin contemplar los derechos humanos.
Etimología
Esta terminología se encuentra compuesta con lexemas del latín y presenta el significado etimológico de “poder gubernamental que sólo se halla en manos de un grupo político exclusivo”. Se estructura con el vocablo ‘totus’, que significa total, más la dicción ‘alis’ (concerniente de), en combinación con el sufijo ‘ismo’, que alude a un movimiento o doctrina.
En sí misma, no es una postura política, sino un imperio radical en el que descansan todos los poderes en manos de un dictador y en el cual, cualquier aspecto de la existencia se halla supeditada a los mandatos estatales. En estos gobiernos se les otorga un máximo valor y autoridad al Estado y el pueblo pierde su soberanía, poder, libertad e independencia.
En una república democrática, los poderes se encuentran debidamente distribuidos para garantizar la libertad, además de que existen varios partidos que efectúan un contrapeso institucional, pero en un sistema de totalitarismo es al revés, no existe la libertad de expresión, de credo religioso, del libre desarrollo de la personalidad ni el derecho a la expresión, etc.
No se respeta el derecho de opinión, ni el de la libre elección, ni mucho menos a participar en asuntos políticos, ni a constituir movimientos sociales opcionales, al margen de las posturas estatales.
Ni qué decir de la libertad de culto o de preparación académica, pues rigen unos parámetros impuestos como doctrina inviolable, por parte del líder supremo o de su partido. De igual manera, los medios de comunicación sólo sirven en función del mismo, bajo censura extrema. Tanto la cultura, la salud, como los programas escolares, académicos y universitarios, se hallan manipulados en virtud de la conveniencia del Estado y las ideas comunistas o radicales.
Una de las características más notables del totalitarismo, es el empleo de una frecuente propaganda y adoctrinamiento político mediático, con tal de lograr sus fines de control de la población. Otro rasgo, es que organizan escuadrones secretos de policías para reprimir a la disidencia.
Varios ejemplos han quedado en la historia, como los regímenes de Hitler, Mussolini, Stalin, entre otros. Actualmente, algunas naciones han caído bajo ese yugo, aunque disfrazado de democracia.
De otro lado, el totalitarismo intenta promover una transformación cultural. Para ello, utiliza toda clase de métodos violentos públicos y secretos contra quienes se revelen, inculcando un adoctrinamiento con la idea de manipular las multitudes a su favor.
Asimismo, el totalitarismo mantiene entre sus planes, que todos los ámbitos de la sociedad sean politizados. En tal efecto, tanto lo cultural, económico, educativo y social, debe desenvolverse según las tendencias oficiales y hasta los convierten en medios complementarios.
El nazismo y el comunismo son dos extremos contrarios, pero ambos se catalogan como totalitarios.