Etimología

La etimología del término ‘crack’ procede del germánico antiguo ‘chrahhOn’ (krakojan), que significa ‘retumbar’. Sin embargo, en inglés posee la connotación de ‘quebrar’, ‘romper’. Por eso en español adquirió este sentido metafórico de romper con lo establecido, salirse de lo común.

Su empleo es frecuente en el ámbito del fútbol, para calificar a un jugador con gran destreza, superando al jugador promedio. También en muchos países se le dice a alguien como cumplido, para halagarlo.

Una segunda acepción es el que tiene que ver con una droga ilegal, usada casi siempre con fines recreativos, con graves secuelas en la salud física y mental de quien lo consume. Es una sustancia elaborada a partir de la mezcla de bicarbonato sódico con clorhidrato de cocaína.

Distinto a la cocaína, misma que se inhala, el crack se fuma en pequeñas pipas  o tubillos de vidrio, causando un efecto en el instante, casi en los primeros 10 segundos de haber aspirado el humo. Los expertos la clasifican como el tipo de cocaína más adictivo a niveles extremos, incluso en las personas que lo experimentan por primera vez.

Los efectos que primero se perciben son mucho más rápidos y agudos que otros estupefacientes, incluyendo los inyectados. Suelen caracterizarse por un estado de euforia y miedo, placer e incremento de energía. Las consecuencias en el organismo son mucho peores que las de la cocaína y los efectos adversos pueden llegar a ser letales, sobre todo a nivel pulmonar, cardiovascular, hepático y psicológico.

Esta sustancia psicoactiva comenzó a usarse en los barrios pobres de grandes urbes estadounidenses en la mitad de los años 80’s. En muy poco tiempo se popularizó en todo Estados Unidos y en todo el mundo.