Etimología

Supeditar se deriva de la voz latina ‘suppeditāre’, que en principio presentaba otro significado distinto al de ahora, cuando se le define como el acto de subordinar alguien o algo a otra persona o cosas. El origen de esta palabra guardaba el sentido de enviar tropas de infantería de apoyo, bajo el mando de alguien, para que sirvan como refuerzo desde abajo. Una connotación netamente militar.

Esta dicción se compone del prefijo sub, que significa “por debajo”, en combinación con la raíz del término ‘pedes’, que es ‘pedĭtis’ (soldado que batalla en tierra). Y en este caso, formando el adjetivo con el sufijo ‘ado’. Luego fue adoptado en el latín, cambiando su acepción a la de “estar a merced de alguien, de manera abundante”, o “brindar algo en abundancia”, haciendo alusión de cuantiosos recursos que se poseen y de los que claramente depende el otro.

Por consiguiente, la lengua romance empezó a configurar una nueva idea para ‘supeditado’ que respecta de la dependencia de otra cosa. Asimismo, la etimología coloquial ha definido este adjetivo como una forma de falso valor de “estar bajo los pies”, así que por ende, bajo el mando y disposición de otro.

Podría afirmarse, en tal efecto, que una acción supeditada equivale a que se halla sujeta a un condicionamiento: únicamente se lleva a cabo, si algo más se cumple.

Por ejemplo, una institución se propone presentar un evento público en la plaza principal de una ciudad. Aquellos que se encargar de la organización, frente a la probabilidad de que ese día se vea afectado por las lluvias, optan por tomar el programa como supeditado por el clima, teniendo en cuenta que si llegase a haber precipitaciones mientras se desarrollan las actividades, de seguro se desencadenarán diversos problemas. En síntesis: el evento queda supeditado al estado del tiempo.

Otro caso que lo ejemplifica, es un organismo internacional, mismo que puede decidir supeditar un auxilio económico que otorgará a una nación, a determinados parámetros económicos que deberá cumplir el Estado, si quiere aprovechar tales recursos. Entonces, la ayuda permanecerá supeditada a las acciones gubernamentales de implementar o no, los requisitos que exige tal organismo internacional. Si se satisfacen tales requerimientos, la nación aprovechará el apoyo. De no ser así, le será denegado.

En la existencia se halla un gran número de cosas supeditadas: adquirir un inmueble puede estar supeditado a que las acciones suban; unas vacaciones podrían encontrarse supeditadas a la agenda laboral, etc.

Con todo lo anterior, se llega a la conclusión de que la noción de supeditado no siempre se asocia con algo injusto o desequilibrado, sino que además puede emplearse para subrayar la relevancia de observar previamente de realizar cualquier acción.

Sucede con el arte, que durante siglos ha demostrado que el color se halla supeditado a la forma, un precepto que se puede comprender como aproximarse al equilibrio, añadiendo un color a una forma plenamente definida.