Etimología

Este término, originalmente se derivó del árabe ‘hatruka’, en combinación con la voz latina ‘addictus’. De ahí, se formó primero la expresión en inglés ‘drug addiction”, que en seguida fue adoptada en el habla hispana.

La drogadicción se considera como una enfermedad crónica, en la que el individuo se vuelve totalmente dependiente de algún estupefaciente, que altera el sistema nervioso y el cerebro, reflejándose en la conducta del consumidor y su psicología. Las drogas pueden ser de tipo legal o ilegal.

Según sea la composición química, varían los efectos de estas sustancias, al igual que la cantidad y la regularidad con las que sean consumidas. Casi todas, generan alucinaciones, agudizamiento de los sentidos, emociones desbordadas, ansiedad e irritabilidad.

De acuerdo con la OMS (Organización Mundial de la Salud), un individuo se considera drogadicto, si presenta una ansiedad descontrolada por ingerir la sustancia, al igual que si experimenta un síndrome de abstinencia cuando detiene o disminuye el consumo, o una tolerancia cada vez mayor hacia la droga, acompañado de la pérdida del grado de responsabilidad con los distintos ámbitos de la existencia, debido a invertir todos los recursos y buena parte del tiempo en asuntos relacionados con la ingesta del estupefaciente, sin importar nada las consecuencias.

Esta patología también es susceptible de recaídas, mismas que se dan cuando el adicto vuelve al consumo de los estupefacientes, luego de un periodo de lucha por dejarlos.

La mayoría de casos comienzan voluntariamente a probar las sustancias, pero luego pierden la capacidad de negarse y el problema se torna compulsivo. Cuando el cerebro y el organismo se exponen a todos esos efectos de las diversas drogas, afectará considerablemente la memoria, el comportamiento, el ánimo y el aprendizaje.