Etimología

La palabra belleza proviene del latín bellus, palabra que, junto a pulchro y fermoso, se usaban para referirse a algo bello o bueno de ver; sin embargo estaba reservada para niños y mujeres y se usaba para referirse a hombres con una intención irónica. La palabra bellus comparte raíces con bonus que significa bueno. 

La belleza no tiene otro fin en sí mismo más que agradar y es un ideal que persiguen varias creaciones artísticas y la industria de la moda, aun cuando la estética de lo feo haya empezado a tener un auge fuertísimo desde las edad media y haya llegado a su culmen en el s. XIX. Según Umberto Eco la belleza es aquello que se disfruta por sí mismo y no es necesariamente un bien que se quiere poseer o conquistar, la belleza se contempla más no se desea, cuando se desea pasa a ser un bien.

Aunque es un concepto abstracto, la belleza está estrechamente ligada con las sensaciones y  con la percepción de objetos armónicamente construidos, esto es, con objetos que guardan proporciones y simetría. Sin embargo, esta posición estética limita la belleza solo a las obras de arte excluyendo a la naturaleza. Existen otras posiciones que afirman la posibilidad de la belleza como cualidad en la naturaleza y que dudan, de hecho, de la necesaria relación entre belleza y arte ya que esta no es tan obvia como se creía. Aun así, con el nacimiento de las bellas artes se reconoce que estas pueden embellecer a la naturaleza aun cuando esta se muestre repugnante.

En ese sentido, gran parte de lo que se ha creído que es la belleza ha quedado  consignado en el arte, por lo cual sus diversas manifestaciones sirven como referente para comprender y observar cómo “lo bello” ha cambiado a lo largo de la historia. Actualmente, la publicidad y demás fuentes de los mass media sirven como principal referente aunque no tengan como finalidad primera la producción artística sino el entrenamiento y la producción se sentimientos eróticos con fines comerciales.

Prototipos de belleza en la historia

Aunque existen distintos modelos de belleza que conviven en una época, los ideales de belleza se dividen en:

La antigua Grecia

Hasta la época de Eurípides la belleza carecía de estatuto propio y estaba ligada con otros conceptos como la justicia y lo bueno, y se desconfiaba un poco de ella por no tener una relación directa con la verdad, tal como lo manifiesta Platón. Aunque en los textos Homéricos se reconoce la belleza de Helena, a excepción de Safo, los demás poetas líricos no hacen mayor mención de la belleza tal como la concebimos contemporáneamente.

Para los griegos de este entonces, la belleza estaba ligada no solo con lo que generaba  sensaciones agradables a la vista, sino con las características del alma, lo que implicaba una relación entre la estética y la ética. Además, tenían gran importancia la proporción y la armonía pues la belleza se expresaba en la armonía del cosmos, en la escultura simétrica y en la métrica y ritmo de la retórica. La escultura griega y otras expresiones artísticas buscaban unificar la belleza física con la bondad del espíritu; este ideal se conoce como kalokagathía, un ejemplo de ello son los versos de Safo y las esculturas de Praxíteles.

La edad media

En esta época se mantiene la idea de que la belleza necesita de la simetría y la integridad, pero se agrega un tercer aspecto que es la claritas o la claridad dada la identificación de Dios con lo luminoso. De allí que la mayor parte de las pinturas medievales presenten colores luminosos y puros como el verde,el rojo y el amarillo, todos ellos sin matizar. El color es causa de belleza. En esta época hay una fuerte atracción por lo feo y el arte sirve para mostrar la belleza de la fealdad al representar monstruos y al diablo; los monstruos deben pertenecer, de algún u otro modo, al «orden providencial de la naturaleza«.

Modernidad

A partir del siglo XV la belleza se entiende como una forma de imitación de la naturaleza o de su reinvención a partir de reglas de proporción científicamente corroboradas que expresaban  la perfección divina y sobrenatural. La belleza terrenal es una forma de conocer la belleza supraterrenal. En el renacimiento se ahonda más en la belleza del cuerpo femenino.

Ilustración

La belleza se entiende como la adecuación o simetría con la realidad, por ello se experimenta un ruptura con las normas y el clasicismo, y se reflejan sin pudor realidades más violentas como en los textos de Sade; esta tendencia llegaría a su cenit en el romanticismo.

Siglo XIX

Dada la revolución industrial y el sometimiento del hombre hacia la máquina y un sistema económico que roza los linderos de lo absurdo, la belleza se erige como valor superior que los artistas identifican como único sentido de vida. «El arte por el arte» exige la búsqueda de belleza en todo lo existente, de ahí que lo bello en el siglo XIX se separe radicalmente de cualquier término moral y se halle en cualquier objeto, como en el caso de la «Carroña», poema de Baudelaire.

Siglo XX

Durante este periodo lo bello pasó a su momento de mayor relatividad en cuanto al arte lo cual se expresa en todas las corrientes abstractas. Sin embargo, los criterios de belleza para el cuerpo de mujeres y hombres son estrechos y difundidos por los medios de comunicación y el arte pop. La delgadez, la estatura alta y la poca voluptuosidad se instauran como ideales.

Para qué sirve la belleza

Según Kant el sentimiento de la belleza y de lo sublime es connatural al hombre, así que la tendencia del ser humano hacia lo bello es uno de los criterios para distinguirlo de los animales.