Definiciona

argucia

A - marzo 15, 2023

Definición

Se entiende por argucia a las estratagemas que alguien pudiera llevar a cabo en forma soterrada. La argucia implica sutileza y astucia en la acción para conseguir un fin determinado.

Etimología

Esta terminología proviene del latín «argutia», que significa «agudeza, ingenio, sutileza«. Ésta a su vez, deriva del adjetivo «argutus», que se traduce como «agudo, ingenioso, sutil». La raíz etimológica de «argucia» es «argu-«, que significa «brillar, destacar, aguzar el oído o la mente». Esta raíz se encuentra en palabras como «argucioso» (astuto, ingenioso) y «arguye» (acusar, demostrar).

La palabra «argutia» en latín también se usaba para referirse a las habilidades de oratoria y el arte de argumentar, lo que se relaciona directamente con el significado actual de «argucia» como un recurso retórico para persuadir o engañar. Fue tomada prestada por varias lenguas, incluyendo el francés («argutie»), el italiano («arguzia»), el portugués («argúcia») y el español («argucia»). Esta dicción se usa comúnmente en el lenguaje coloquial y en el ámbito de la retórica, la argumentación y la persuasión.

Sin embargo, por contraparte, también puede ser entendida como una acción osada e inteligente, o pericia en la realización de algo. Por ejemplo: «Es de admirar la argucia con la que se defendió ante el juez«.

2. Sutileza en el argumento, sofisma que se presenta como correcto, pero que no lo es.

En su significado original, la «argutia» se refería a la capacidad de una persona para argumentar con habilidad, ingenio y sutileza, y era muy valorada en la antigua Grecia y Roma. En la actualidad, el término «argucia» se utiliza para describir una táctica astuta y a menudo engañosa que se utiliza para lograr un objetivo.

Las argucias pueden ser utilizadas de forma malintencionada o incluso fraudulenta, pero también pueden ser empleadas de manera efectiva en la persuasión y la argumentación. Por ejemplo, los políticos, los abogados y los publicistas a menudo utilizan argucias para convencer a su audiencia o persuadir a sus clientes.

Entre los tipos más comunes de argucias se encuentran la falacia ad hominem (ataque personal al argumentador en lugar de atacar su argumento), la falacia de autoridad (argumento basado en la opinión de alguien que no tiene autoridad en el tema), la falacia de falsa dicotomía (reducir la elección a dos opciones cuando hay más opciones posibles), entre otras.

Los diferentes tipos de argucias y cómo funcionan

Falacia ad hominem

La falacia ad hominem es una argucia en la que se ataca a la persona que presenta un argumento en lugar de atacar el argumento en sí mismo. Por ejemplo, si alguien presenta un argumento y otra persona responde diciendo «no puedes confiar en él, es un mentiroso«, está utilizando una falacia ad hominem. En lugar de refutar el argumento presentado, la persona ataca al argumentador.

Falacia de autoridad

La falacia de autoridad es una argucia en la que se utiliza la opinión de alguien que no tiene autoridad en el tema como evidencia para respaldar un argumento. Por ejemplo, si alguien argumenta que el cambio climático no existe porque un famoso actor lo negó, está utilizando una falacia de autoridad. En lugar de respaldar su argumento con datos o hechos, se basa en la opinión de alguien que no es un experto en el tema.

Falacia de falsa dicotomía

La falacia de falsa dicotomía es una argucia en la que se presenta una elección entre dos opciones cuando en realidad hay más opciones posibles. Por ejemplo, si alguien argumenta que solo hay dos opciones en política: ser de izquierda o de derecha, está utilizando una falacia de falsa dicotomía. En realidad, hay muchas posiciones políticas intermedias y no se limitan a esas dos opciones.

Argumento circular

El argumento circular es una argucia en la que se presenta como evidencia una afirmación que es equivalente a la conclusión que se pretende demostrar. Por ejemplo, si alguien argumenta que Dios existe porque la Biblia lo dice, está utilizando un argumento circular. En lugar de presentar evidencia real para respaldar la afirmación, se basa en una afirmación que ya se supone que es verdadera.

Falacia de generalización apresurada

La falacia de generalización apresurada es una argucia en la que se hace una afirmación general basada en una evidencia insuficiente o poco representativa. Por ejemplo, si alguien argumenta que todos los políticos son corruptos porque algunos han sido implicados en escándalos, está utilizando una falacia de generalización apresurada. En lugar de basar la afirmación en una evidencia más completa, se basa en un ejemplo aislado.

¿Cómo identificar la argucia en la comunicación cotidiana?

La comunicación cotidiana a menudo involucra argumentos y debates sobre diversos temas, ya sea en el trabajo, en la escuela o en el hogar. Desafortunadamente, también puede haber personas que utilicen argucias para persuadir o engañar a otros en estas situaciones. Es importante poder identificar estas argucias para poder responder de manera efectiva y justa. En seguida, discutiremos algunos consejos para identificar la argucia en la comunicación cotidiana.

Presta atención a las emociones

A menudo, las argucias se utilizan para manipular emociones y crear una respuesta emocional. Si alguien está tratando de hacerte sentir enojado, ansioso o temeroso para que aceptes su punto de vista, es probable que estén utilizando una argucia. Trata de mantenerte calmado y razonar sobre el argumento presentado sin ser influenciado por tus emociones.

Busca afirmaciones exageradas o falsas

Una de las formas más comunes de utilizar una argucia es a través de afirmaciones exageradas o falsas. Si alguien hace afirmaciones sin pruebas o estadísticas que respalden su argumento, es probable que estén utilizando una argucia. Busca evidencia sólida para respaldar las afirmaciones presentadas y pregunta a la persona sobre la fuente de sus datos.

Identifica la lógica detrás del argumento

Las argucias a menudo tienen una lógica defectuosa que puede ser identificada al analizar el argumento. Si el argumento tiene un círculo lógico, una conclusión no respaldada por las premisas, o utiliza una falacia, es probable que se esté utilizando una argucia. Intenta analizar la lógica detrás del argumento y encontrar cualquier defecto en ella.

Presta atención a la forma en que se presenta el argumento

A menudo, la forma en que se presenta el argumento puede ser una señal de que se está utilizando una argucia. Si alguien evita responder directamente a una pregunta, cambia de tema constantemente, o utiliza un tono de voz agresivo, puede estar utilizando una argucia para manipular la discusión. Intenta mantener la discusión centrada en el tema principal y no permitas que la persona cambie de tema.

Busca el verdadero propósito detrás del argumento

A veces, las argucias se utilizan para distraer o desviar la atención de un tema importante. Si alguien está tratando de persuadirte para que hables de algo que no es relevante para la discusión actual, es probable que esté utilizando una argucia. Busca el verdadero propósito detrás del argumento y trata de mantener la discusión centrada en el tema principal.

La ética de utilizar argucias en el discurso público

En el discurso público, es común que se utilicen argucias para persuadir a la audiencia y ganar un debate. Sin embargo, la ética de utilizar argucias en la comunicación pública es un tema controvertido y puede tener consecuencias negativas en la confianza y la credibilidad de quien las utiliza.

En primer lugar, es importante entender que las argucias son técnicas de persuasión que pueden ser efectivas en el corto plazo, pero a menudo se consideran deshonestas y engañosas. Utilizar argucias para persuadir a una audiencia puede ser perjudicial para la credibilidad y la confianza del orador. Si la audiencia se da cuenta de que el orador está utilizando argucias para persuadir, puede que pierda el respeto por el orador y cuestione su integridad.

Además, las argucias pueden socavar el proceso democrático. En una sociedad democrática, es importante que las personas puedan escuchar y evaluar argumentos basados en su mérito y no en técnicas persuasivas engañosas. Las argucias pueden distorsionar la verdad y manipular la percepción de la audiencia sobre un tema, lo que puede llevar a una toma de decisiones equivocada.

Por otro lado, algunos argumentan que las argucias son necesarias en el discurso público porque pueden ser utilizadas para nivelar el campo de juego y ayudar a las personas a persuadir a una audiencia que puede ser hostil o reacia a escuchar. También se argumenta que las argucias pueden ser una herramienta efectiva para enfatizar un punto y llamar la atención sobre un tema importante.

Sin embargo, utilizar argucias para persuadir a una audiencia puede ser un juego peligroso que puede conducir a una cultura de deshonestidad y engaño. En lugar de utilizar argucias, los oradores deben centrarse en la presentación de argumentos basados en hechos sólidos y en la persuasión honesta y transparente. Esto fomentará un debate público más justo y honesto y ayudará a construir la confianza y la credibilidad en el discurso público.

La argucia en el ámbito jurídico: estrategias de defensa y acusación

La argucia es una técnica de persuasión que se utiliza comúnmente en el ámbito jurídico, tanto por parte de los abogados de la defensa como de la acusación. Estas técnicas pueden ser altamente efectivas en persuadir a un jurado o juez, pero también pueden ser consideradas como deshonestas y engañosas. En este artículo, exploraremos algunas de las estrategias de defensa y acusación más comunes que utilizan la argucia en el ámbito jurídico.

Estrategias de defens

Sembrar la duda razonable: esta técnica de defensa busca hacer que el jurado o juez tenga dudas sobre la culpabilidad del acusado. Los abogados pueden utilizar preguntas retóricas y argumentos persuasivos para cuestionar la veracidad de las pruebas presentadas por la acusación.

Atacar la credibilidad del testigo: los abogados defensores pueden tratar de desacreditar el testimonio del testigo de la acusación mediante el cuestionamiento de su integridad, memoria o capacidad para observar los hechos. También pueden buscar debilitar la credibilidad del testigo demostrando su posible motivación para mentir.

Plantear una hipótesis alternativa: la defensa puede presentar una teoría alternativa sobre lo que pudo haber sucedido en lugar de lo que se alega. Esta estrategia busca persuadir al jurado o juez de que es posible que el acusado no haya cometido el delito, y que la versión de la acusación no es la única explicación posible.

Estrategias de acusación

Establecer una narrativa convincente: la acusación debe establecer una narrativa coherente que explique cómo sucedieron los hechos. Esta estrategia busca hacer que el jurado o juez crea que la versión de la acusación es la única explicación posible.

Demostrar la credibilidad del testigo: la acusación puede tratar de demostrar que su testigo es creíble y confiable, al presentar pruebas que demuestren que es una persona honesta y confiable. También pueden utilizar preguntas retóricas para hacer que el jurado o juez cuestione la credibilidad del testigo de la defensa.

Utilizar la emoción: la acusación puede utilizar el impacto emocional para persuadir al jurado o juez. Pueden hacer esto presentando pruebas impactantes o utilizando un lenguaje emotivo para describir el delito y sus consecuencias.

Es importante tener en cuenta que estas estrategias no son necesariamente deshonestas o engañosas en sí mismas, pero pueden convertirse en argucias si se utilizan para manipular la percepción del jurado o juez. La línea entre la persuasión legítima y la argucia es a menudo difícil de definir, y depende en gran medida de la intención del abogado y la forma en que se presentan los argumentos.

Para qué sirve la argucia

La argucia sirve para conseguir un fin u objetivo mediante acciones sensurables. El calificativo que por lo general reciben quienes llevan a cabo esto es el de “personas inescrupulosas” o sin principios.

La argucia implica llevar a cabo varias acciones o estratagemas que permiten conseguir algo, un logro, una meta, algo que se desea realizar.