Definición
Sustantivo femenino. La definición de cascada hace referencia a un tramo de tipo fluvial que posteriormente a una caída de cierta altura del agua de una rivera o río o de cualquier corriente por un súbito desnivel del conducto o rambla, se cae de forma vertical ocasionado el efecto de la gravedad, algunas caídas puede generar una energía hidroeléctrica.
Etimología
Esta terminología proviene del latín «cascata», que a su vez deriva del verbo «cascare», que significa «caer». La raíz de este verbo es «cadere», que significa «caer» en latín. También tiene raíces en el idioma francés antiguo, donde se utilizaba la palabra «cascade» para referirse a un flujo de agua. La palabra se introdujo en el idioma inglés en el siglo XVII y desde entonces ha sido ampliamente utilizada en todo el mundo.
Esta dicción se emplea para describir una caída de agua en un río o arroyo. Se utiliza en todo el mundo y se ha convertido en un término común para describir este fenómeno natural. En algunos idiomas tiene variaciones. Por ejemplo, en el idioma español, se usa la palabra «catarata» para describir una cascada grande y potente. En el idioma italiano, «cascata» y en el idioma portugués, «cachoeira».
Tipos de cascadas: clasificación según su altura, anchura y volumen de agua
Las cascadas se forman cuando el agua fluye sobre un terreno inclinado y se precipita por una pendiente, creando una caída vertical de agua. Existen diferentes tipos de cascadas, que se pueden clasificar según su altura, anchura y volumen de agua.
Cascadas de pequeña altura
Las cascadas de pequeña altura son aquellas que tienen una caída vertical de menos de 10 metros. Estas cascadas son comunes en áreas montañosas y son creadas por arroyos y pequeños ríos. A menudo, estas cascadas forman piscinas naturales en la base que pueden ser utilizadas para nadar.
Cascadas de altura media
Las cascadas de altura media son aquellas que tienen una caída vertical de entre 10 y 100 metros. Estas cascadas son comunes en regiones montañosas y pueden ser alimentadas por ríos y arroyos. Algunos ejemplos famosos de cascadas de altura media son las cataratas de Yosemite en California y las cataratas del Niágara en América del Norte.
Cascadas de gran altura
Las cascadas de gran altura son aquellas que tienen una caída vertical de más de 100 metros. Estas cascadas son raras y se encuentran en regiones montañosas muy empinadas. Algunos ejemplos famosos de cascadas de gran altura son el Salto Ángel en Venezuela y la catarata de Tugela en Sudáfrica.
Cascadas de ancho
Las cascadas de ancho son aquellas que tienen una anchura considerable. A menudo se producen en ríos anchos que fluyen sobre una superficie rocosa. Estas cascadas son impresionantes por su tamaño y por el rugido del agua que cae en ellas. Un ejemplo famoso de cascada de ancho es la catarata de Victoria en África.
Cascadas de volumen
Las cascadas de volumen son aquellas que tienen una gran cantidad de agua que cae. Estas cascadas pueden tener una altura variable, pero son reconocidas por la gran cantidad de agua que fluye en ellas. Un ejemplo famoso de cascada de volumen es las cataratas del Iguazú en América del Sur.
Las cascadas más impresionantes del mundo
Cataratas del Iguazú: Se ubican en la frontera entre Argentina y Brasil, y están formadas por 275 saltos de agua que alcanzan los 80 metros de altura. Son las más caudalosas del mundo y una de las siete maravillas naturales. La Garganta del Diablo es el salto más espectacular, donde se concentra la mayor cantidad de agua.
Salto Ángel: Se localiza en el Parque Nacional de Canaima, en Venezuela, y es el salto de agua más alto del mundo, con 979 metros de altura. Su caída ininterrumpida es de 807 metros, y se origina en el río Auyantepuy. Fue descubierto por el aviador estadounidense James C. Angel en 1937, quien le dio su nombre actual.
Cataratas Victoria: Se sitúan en el río Zambeze, entre Zimbabue y Zambia, y tienen una anchura de 1,7 kilómetros y una altura de 108 metros. Son las más anchas de África y las segundas más caudalosas del mundo. Su nombre se lo puso el explorador británico David Livingstone en honor a la reina Victoria. También se les conoce como Mosi-oa-Tunya, que significa «el humo que truena» en lengua local.
Cataratas del Niágara: Se encuentran en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, y están compuestas por tres saltos: el Horseshoe Falls (en Canadá), el American Falls y el Bridal Veil Falls (en Estados Unidos). Tienen una altura de 51 metros y una anchura de 1,2 kilómetros. Son las más amplias y voluminosas de Norteamérica, y un destino turístico muy popular.
Salto Yosemite: Se halla en el Parque Nacional de Yosemite, en California, Estados Unidos, y es el salto de agua más alto de Norteamérica, con 739 metros de altura. Su caída se divide en tres tramos: el Upper Fall (de 436 metros), el Middle Cascades (de 206 metros) y el Lower Fall (de 97 metros). Su caudal varía según la época del año, siendo más abundante en primavera.
Cataratas Epupa: Se localizan en el río Kunene, entre Namibia y Angola, y tienen una longitud de 1,5 kilómetros y una altura máxima de 40 metros. Están formadas por varias caídas de agua que crean pozas de agua cristalina rodeadas de palmeras. Se sitúan en el territorio del pueblo himba, una etnia nómada que conserva sus tradiciones ancestrales.
Cascadas de Uzud: Se emplazan en la cordillera del Atlas, en Marruecos, y tienen una altura de 110 metros. Están rodeadas de olivos y plantas aromáticas que crean un paisaje idílico. Se pueden contemplar desde diferentes ángulos gracias a un sendero que recorre la zona. También se pueden ver monos que habitan en los alrededores.
Cascadas artificiales
Las cascadas artificiales son saltos de agua que no se forman de manera natural, sino que son el resultado de la intervención humana. Estas cascadas pueden tener fines estéticos, recreativos, hidroeléctricos o de riego. Algunos ejemplos de cascadas artificiales son:
La Cascada de Marmore, en Italia, es la cascada artificial más alta del mundo, con 165 metros de altura. Fue construida por los antiguos romanos para desviar el río Velino y evitar las inundaciones en la llanura de Rieti.
El Surtidor Cautley, en Inglaterra, es la cascada más alta de ese país, con 175 metros de altura. Fue creado en 1974 como parte de un proyecto hidroeléctrico que aprovecha el agua del lago Thirlmere.
Las Cascadas Colonial Creek, en Estados Unidos, son la segunda cascada más alta de Norteamérica, con 788 metros de altura. Se encuentran en el parque nacional Cascadas del Norte, en el estado de Washington. Son el resultado de una serie de represas construidas en el río Skagit para generar energía eléctrica.
Las Cataratas Detian – Ban Gioc, en la frontera entre China y Vietnam, son la cuarta cascada internacional más grande del mundo, con 200 metros de ancho y 70 metros de altura. Son el producto de una serie de diques y canales construidos para regular el caudal del río Quay Son y facilitar el transporte fluvial.
Las cascadas artificiales pueden tener un impacto positivo o negativo en el medio ambiente, dependiendo de cómo se diseñen, construyan y mantengan. Algunos posibles beneficios son:
- Embellecer el paisaje y crear un ambiente agradable para las personas y los animales.
- Generar energía limpia y renovable a partir del agua.
- Aumentar la humedad y la oxigenación del aire.
- Favorecer la biodiversidad al crear hábitats acuáticos y terrestres.
- Regular el caudal y la calidad del agua.
- Algunos posibles perjuicios son:
- Alterar el ciclo natural del agua y los ecosistemas fluviales.
- Provocar erosión, sedimentación y contaminación del suelo y el agua.
- Afectar la flora y la fauna nativas al introducir especies invasoras o modificar su hábitat.
- Consumir recursos naturales y energéticos para su construcción y mantenimiento.
- Generar ruido y contaminación visual.
Por lo tanto, las cascadas artificiales son obras humanas que pueden tener un gran valor estético, cultural y funcional, pero que también requieren una planificación cuidadosa y un seguimiento constante para minimizar su impacto ambiental negativo y maximizar su beneficio social.
Impacto del turismo en las cascadas: beneficios y riesgos del turismo en estas maravillas naturales
Las cascadas son uno de los atractivos naturales más impresionantes y visitados por los turistas. Sin embargo, el turismo también puede tener un impacto negativo en estas maravillas naturales, tanto en el aspecto ecológico como en el social y cultural. En este texto se analizarán los beneficios y los riesgos del turismo en las cascadas, así como algunas medidas para minimizar sus efectos adversos y promover un turismo sostenible y responsable.
Entre los beneficios del turismo en las cascadas se pueden mencionar los siguientes:
Genera ingresos económicos para las comunidades locales, que pueden ofrecer servicios de alojamiento, alimentación, transporte, guía, artesanía, etc. a los visitantes.
Fomenta la conservación y el cuidado del medio ambiente, ya que las cascadas son un recurso natural que atrae a los turistas y que requiere de un manejo adecuado para evitar su deterioro o contaminación.
Contribuye al desarrollo social y cultural de las zonas donde se ubican las cascadas, ya que se crean espacios de intercambio, aprendizaje y sensibilización entre los turistas y los habitantes locales, que pueden mostrar su cultura, tradiciones e historia.
Entre los riesgos del turismo en las cascadas se pueden mencionar los siguientes:
- Provoca la alteración o destrucción del hábitat natural de las cascadas, debido a la construcción de infraestructuras turísticas, la generación de residuos sólidos y líquidos, el ruido, la erosión del suelo, la introducción de especies invasoras, etc.
- Causa la pérdida o el deterioro de la identidad cultural de las comunidades locales, debido a la masificación del turismo, la imposición de modelos culturales externos, la explotación o el abuso de los recursos naturales y culturales, la desvalorización o el olvido de las prácticas ancestrales, etc.
- Genera conflictos sociales o ambientales entre los diferentes actores involucrados en el turismo, como los turistas, los habitantes locales, las autoridades, las empresas turísticas, las organizaciones ambientales, etc.
Para evitar o reducir estos riesgos y potenciar los beneficios del turismo en las cascadas se pueden adoptar algunas medidas como las siguientes:
Implementar una planificación y gestión participativa del turismo en las cascadas, que involucre a todos los actores interesados y que tenga en cuenta los principios de sostenibilidad ambiental, social y económica.
Promover un turismo de calidad y no de cantidad, que respete la capacidad de carga de las cascadas y que ofrezca experiencias auténticas y significativas a los turistas.
Sensibilizar e informar a los turistas sobre las normas y recomendaciones para visitar las cascadas de forma segura y responsable, así como sobre el valor e importancia de estas maravillas naturales para el bienestar humano y ecológico.
Apoyar e incentivar a las comunidades locales para que sean protagonistas del turismo en las cascadas, que puedan beneficiarse económicamente de esta actividad y que puedan preservar y transmitir su cultura e identidad.