Biblia

En el mundo antiguo, las escrituras eran plasmadas en papiros. El término ‘Biblia’, se derivó del vocablo griego ‘βιβλίον’ que luego se adoptaría al latín como (biblion), que quiere decir ‘libro’, igualmente procedente de ‘βίβλος’, en latín ‘biblos’ (rollo hecho de papiro). Biblos era una ciudad fenicia, en el presente conocida como Jubayl.

Este libro tan representativo en la cultura occidental, consta de un conjunto de libros canónicos reunidos del Antiguo Testamento hebreo y el Nuevo Testamento compuesto por los evangelios sobre Jesucristo.

La Biblia hebrea fue escrita en idioma hebreo, con algunos apartados en arameo. Se estructura con los siguientes libros: Pentateuco, Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, los cuales forman parte de La Torá, sobre la vida de  Moisés, así como los libros de los profetas y los sapienciales. En concreto, la religión judía clasifica estas secciones como Torá, Nebim y Ketubin, en las que según los judíos,  se presenta la Ley de Dios.

En el desierto de Qum Ram se halló la Biblia hebrea más antigua que se conozca. En la ciudad de Jerusalén se encuentra el Museo del Libro y allí se exhiben todos estos antiquísimos papiros, en su totalidad escritos en idioma hebreo. Según varios expertos, los autores de esta Biblia habrían sido los Esenios, un grupo de místicos habitantes del desierto, con conocimientos gnósticos.

Lo que concierne al Nuevo Testamento son los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, algunas cartas y el libro del Apocalipsis.

El primer libro impreso fue la Biblia, gracias a la invención de la imprenta,  por el célebre Gutenberg, en 1455. Fue gracias a él, que la gente comenzó a conocer estos escritos.

Fue el alemán Martín Lutero, en el siglo XVI, quien realizó la primera traducción de los textos bíblicos en lenguaje popular y la primera versión que surgió de la imprenta.